Sábado, 13 de julio de 2024

13/07/2024 3 min
Sábado, 13 de julio de 2024

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Síntesis del Episodio

Mt 10, 24-33 • No tengáis miedo a los que matan el cuerpo.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus apóstoles:
«Un discípulo no es más que su maestro, ni un esclavo más que su amo; ya le basta al discípulo con ser como su maestro y al esclavo como su amo. Si al dueño de casa lo han llamado Belzebú, ¡cuánto más a los criados!
No les tengáis miedo, porque nada hay encubierto, que no llegue a descubrirse; ni nada hay escondido, que no llegue a saberse.
Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a la luz, y lo que os digo al oído, pregonadlo desde la azotea.
No tengáis miedo a los que matan el cuerpo, pero no pueden matar el alma. No; temed al que puede llevar a la perdición alma y cuerpo en la "gehenna". ¿No se venden un par de gorriones por un céntimo? Y, sin embargo, ni uno solo cae al suelo sin que lo disponga vuestro Padre. Pues vosotros hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados. Por eso, no tengáis miedo: valéis más vosotros que muchos gorriones.
A quien se declare por mí ante los hombres, yo también me declararé por él ante mi Padre que está en los cielos. Y si uno me niega ante los hombres, yo también lo negaré ante mi Padre que está en los cielos».

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Veo a todos a mi alrededor, sentados, intentando grabar cada palabra que dices en su cabeza. Muy concentrados.

Y luego estoy yo, manojo de nervios, que no sé porqué querrías que estuviera aquí... pero aquí estoy, un poco hecha un lío.

"Le basta al discípulo con ser como su maestro". Me basta y me sobraría. Pero, ¿cómo podría ser cómo Tú? Dices que si ti te toman por loco, ¡qué no a los discípulos!

Pues ya te digo qué dirán a una mujer como yo:
Nada.
Me acaricio las manos, nerviosa, como si me hubiera colado en la sinagoga y esperara que nadie se diese cuenta.

Alzas la voz: "¡No les tengáis miedo!" y te miro, y tu mirada me llena de fuego y fortaleza. "Nada hay escondido, que no llegue a saberse. Lo que os digo en la oscuridad, decidlo a la luz, y lo que os digo al oído, pregonadlo desde la azotea".

¿Qué habría que decir? Lo que escucho. No más y no menos. A la fortaleza le sigue la paz: me vas a dictar las palabras al oído, me vas a guiar cuando nadie nos vea. Y en la luz, todo se verá, no es que lo tenga que conseguir, ¡es que ni yo lo podría frenar!
¿Qué tendría que temer?

"No tengáis miedo" sigues.
"No temed". Mi sonrisa se hace enorme.
"Hasta los cabellos de la cabeza tenéis contados". Mis ojos se humedecen porque la emoción crece en mí.
"Por eso, no tengáis miedo..." me miras, ¡me miras! "...valéis más vosotros que muchos gorriones".

No temáis.