Mt 7,7-11

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: -«Pedid y se os dará, buscad y encontraréis, llamad y se os abrirá; porque quien pide recibe, quien busca encuentra y al que llama se le abre. Si a alguno de vosotros le pide su hijo pan, ¿le va a dar una piedra?; y si le pide pescado, ¿le dará una serpiente? Pues si vosotros, que sois malos, sabéis dar cosas buenas a vuestros hijos, ¡cuánto más vuestro Padre del cielo dará cosas buenas a los que le piden!»

Pedir.
Buscar.
Llamar.
Pedir.
Buscar.
Llamar.
Y se me dará.
Y encontraré.
Y se me abrirá.
¿Qué tengo que pedir, buscar y llamar?
No es una cosa. Es una persona. Eres Tú, Jesús. Sin ti, no puedo hacer nada. Me lo has dicho. Eres al único que necesito. Eres tú quien quiere darme, porque solo sabes dar, vives para dar, y te me das entero en cada Misa y te me das entero hasta la última gota de tu Sangre.. te me darás.
Y si busco... Me encontrarás. Tú que me encuentras en cada cosa, que me vienes a encontrar en este rato de oración, que no soy yo quien te ha elegido, eres Tú quien me ha elegido a mí... Me encontrarás.

Y si llamo... Me abrirás. Porque no te cierras. Porque todos acoges. Eres hogar, eres templo, eres casa... Abierto de brazos en la Cruz desde donde te abres en un abrazo que acoge a todos... Me abrirás.

Pero me pides que pida, que busque, que llame porque tú ya lo has hecho antes. Tú qué vas siempre primero.
Me has pedido pan para preparar la Cena pascual, porque querías saciar a la multitud, me has pedido pan porque tenías hambre en el pobre... Y no quiero darte jamás una piedra, Jesús.

Y me has pedido pescado ya resucitado, y te lo he ofrecido para que comieras. Y no quiere jamás darte una serpiente, Jesús.

Y me has venido a buscar a la orilla donde solía trabajar. Me has llamado por mi nombre... Siempre y en todo vas antes. Siempre y en todo por mí.

Te quiere, Pedro.

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