Escuchar "Miércoles, 3 de Noviembre de 2021"
Síntesis del Episodio
Lc 14, 25-33: En aquel tiempo, mucha gente acompañaba a Jesús; él se volvió y les dijo:
«Si alguno viene a mí y no pospone a su padre y a su madre, a su mujer y a sus hijos, a sus hermanos y a sus hermanas, e incluso a sí mismo, no puede ser discípulo mío. Quien no carga con su cruz y viene en pos de mí, no puede ser discípulo mío. Así, ¿quién de vosotros, si quiere construir una torre, no se sienta primero a calcular los gastos, a ver si tiene para terminarla?
No sea que, si echa los cimientos y no puede acabarla, se pongan a burlarse de él los que miran, diciendo:
“Este hombre empezó a construir y no pudo acabar”.
¿O qué rey, si va a dar la batalla a otro rey, no se sienta primero a deliberar si con diez mil hombres podrá salir al paso del que lo ataca con veinte mil?
Y si no, cuando el otro está todavía lejos, envía legados para pedir condiciones de paz.
Así pues, todo aquel de entre vosotros que no renuncia a todos sus bienes no puede ser discípulo mío».
Hoy es el primer día que te he visto. Mis colegas llevan semanas hablando de ese tal Jesús. Y tenían razón, no dejas indiferente. Soy Isaac, de aquí, de Cafarnaum de toda la vida. Me habían contado maravillas de ti y, no sé, me había hecho la idea de encontrarme con una especie de profeta rodeado de luz. Pero no. Eres de lo más normalito. Me ha costado reconocerte y todo, no podía creerme que ese sencillo galileo, que viste y habla como yo, sea el Maestro del que me habían hablado.
En un momento te has girado y cuando has empezado a hablar y a mirarnos, ha cambiado la cosa. Nunca en mi vida he escuchado a nadie hablar con esa fuerza y esa autoridad. Mi corazón latía fuerte con cada frase que pronunciaban tus labios.
Mira, Jesús, te cuento. Hace pocos meses que me prometí con Judith, mi novia. Nos vamos a casar en poco y estamos muy felices e ilusionados. Y claro, escucho que para seguirte es necesario posponer a todos los que amamos, renunciar a todos nuestros bienes y no se qué de una cruz… pues como comprenderás, he flipado y no te he entendido mucho.
Si Judith es un regalo de Dios para mí, ¿por qué habría de posponerla? ¿Como voy a renunciar a todo lo que tengo solo para seguirte? No sé, me suena contradictorio. Entonces he caído en la cuenta: de verdad que nadie habla como tú. No piensas como pensamos nosotros. Tu forma de vivir es otro rollo y es a lo grande. Ahí se me han abierto los ojos.
No pides que desprecie y renuncie a lo loco, sino que lo dices para que pueda vivir todo de verdad. Y es que la inercia me puede y he empezado a ser dueño de todo lo que he recibido. Poseer. Controlar. Medir. Planificar. ¡No! “Nada de lo que tienes es tuyo. ¿O es que tienes algo que no hayas recibido?” Todo, absolutamente todo, es un regalo. Mi vida, familia, trabajo, Judith…todo es un no parar de recibir…y que no puedo disfrutar agradecido cuando siento que me lo merezco, que me lo he ganado.
Por eso hablas de cargar la cruz, que no es nada más ni nada menos que abrazar mi realidad hoy. Elegir vivir la vida y no dejar que me viva la vida. Es un abrazar lo que viene y no lo que me gustaría que viniese. Es un abrazar para seguirte, no para quedarme ahí parado, un abrazo vivo.
Abrazo mi curro.
Abrazo mi ilusión.
Abrazo a Judith.
Abrazo lo que no entiendo.
Abrazo a mis amigos.
Abrazo el cansancio.
Abrazo mis enfados.
Abrazo mis pecados.
Abrazo a los romanos.
Abrazo la vida que Dios me regala.
Porque si tengo los brazos cargados de lo que considero mío, no puedo abrazar con gratuidad. No queda espacio. Pospongo para amar bien, libre y agradecido cada segundo de mi vida. Pospongo para poner a Dios primero, y desde Él, todo.
¡Qué pasada, Jesús! Me muero de ganas de contarle todo esto a Judith, y de abrazarla totalmente liberado. Estoy seguro que le vas a caer muy bien cuando le hable de ti, así que nos vas a tener muy cerquita, siguiéndote con toda esta multitud que te rodea, mientras nos sigues enseñando a vivir con grandeza.
Querido galileo, mis amigos se quedaron cortos al hablar de ti. Jamás he conocido a nadie como tú. Gracias por existir.
Hoy es el primer día que te he visto. Mis colegas llevan semanas hablando de ese tal Jesús. Y tenían razón, no dejas indiferente. Soy Isaac, de aquí, de Cafarnaum de toda la vida. Me habían contado maravillas de ti y, no sé, me había hecho la idea de encontrarme con una especie de profeta rodeado de luz. Pero no. Eres de lo más normalito. Me ha costado reconocerte y todo, no podía creerme que ese sencillo galileo, que viste y habla como yo, sea el Maestro del que me habían hablado.
En un momento te has girado y cuando has empezado a hablar y a mirarnos, ha cambiado la cosa. Nunca en mi vida he escuchado a nadie hablar con esa fuerza y esa autoridad. Mi corazón latía fuerte con cada frase que pronunciaban tus labios.
Mira, Jesús, te cuento. Hace pocos meses que me prometí con Judith, mi novia. Nos vamos a casar en poco y estamos muy felices e ilusionados. Y claro, escucho que para seguirte es necesario posponer a todos los que amamos, renunciar a todos nuestros bienes y no se qué de una cruz… pues como comprenderás, he flipado y no te he entendido mucho.
Si Judith es un regalo de Dios para mí, ¿por qué habría de posponerla? ¿Como voy a renunciar a todo lo que tengo solo para seguirte? No sé, me suena contradictorio. Entonces he caído en la cuenta: de verdad que nadie habla como tú. No piensas como pensamos nosotros. Tu forma de vivir es otro rollo y es a lo grande. Ahí se me han abierto los ojos.
No pides que desprecie y renuncie a lo loco, sino que lo dices para que pueda vivir todo de verdad. Y es que la inercia me puede y he empezado a ser dueño de todo lo que he recibido. Poseer. Controlar. Medir. Planificar. ¡No! “Nada de lo que tienes es tuyo. ¿O es que tienes algo que no hayas recibido?” Todo, absolutamente todo, es un regalo. Mi vida, familia, trabajo, Judith…todo es un no parar de recibir…y que no puedo disfrutar agradecido cuando siento que me lo merezco, que me lo he ganado.
Por eso hablas de cargar la cruz, que no es nada más ni nada menos que abrazar mi realidad hoy. Elegir vivir la vida y no dejar que me viva la vida. Es un abrazar lo que viene y no lo que me gustaría que viniese. Es un abrazar para seguirte, no para quedarme ahí parado, un abrazo vivo.
Abrazo mi curro.
Abrazo mi ilusión.
Abrazo a Judith.
Abrazo lo que no entiendo.
Abrazo a mis amigos.
Abrazo el cansancio.
Abrazo mis enfados.
Abrazo mis pecados.
Abrazo a los romanos.
Abrazo la vida que Dios me regala.
Porque si tengo los brazos cargados de lo que considero mío, no puedo abrazar con gratuidad. No queda espacio. Pospongo para amar bien, libre y agradecido cada segundo de mi vida. Pospongo para poner a Dios primero, y desde Él, todo.
¡Qué pasada, Jesús! Me muero de ganas de contarle todo esto a Judith, y de abrazarla totalmente liberado. Estoy seguro que le vas a caer muy bien cuando le hable de ti, así que nos vas a tener muy cerquita, siguiéndote con toda esta multitud que te rodea, mientras nos sigues enseñando a vivir con grandeza.
Querido galileo, mis amigos se quedaron cortos al hablar de ti. Jamás he conocido a nadie como tú. Gracias por existir.
Más episodios del podcast Voces en On | HAKUNA
Martes, 7 de agosto de 2024
09/08/2024
Lunes, 5 de agosto de 2024
09/08/2024
Domingo, 4 de agosto de 2024
04/08/2024
Sábado, 3 de agosto de 2024
03/08/2024
Viernes, 2 de agosto de 2024
02/08/2024
Jueves, 1 de agosto de 2024
01/08/2024
Miércoles, 31 de julio de 2024
31/07/2024
Martes, 30 de julio de 2024
31/07/2024
Lunes, 29 de julio de 2024
29/07/2024
Domingo, 28 de julio de 2024
29/07/2024