Escuchar "Miércoles, 29 de junio de 2022"
Síntesis del Episodio
Mt 16,13-19
En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: -«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» Ellos contestaron: -«Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.» Él les preguntó: -«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro tomó la palabra y dijo: -«Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo.» Jesús le respondió: -«¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»
¿Por qué preguntas al llegar a Cesarea? Tal vez en los ratos de camino, en las treguas de silencio con tus discípulos te rondaba aquella cuestión. Buscas el momento oportuno, al llegar al primer destino, para lanzar preguntas a los tuyos.
Eso significa que... antes de iniciar el camino, no conoces lo que opinan sobre ti los apóstoles. Te da igual, les quieres y les llamas a seguirte, aunque luego vayan aflorando todas sus sombras e imperfecciones.
Y entonces lanzas la pregunta sobre tu identidad a tu gente. Y un lanzado se arriesga, se la juega y salta con una respuesta. Sabías de ímpetu y la fuerza de Pedro. Pero esta vez respondió con un hilo de voz, pero que rompió el silencio en pedazos:
"Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo."
Y de una afirmación tambaleante e insegura, frágil y que será traicionada... respondes otorgandole tu tesoro: tu Iglesia, le das las llaves de tu Corazón, le haces cabeza de tu familia...
Pero esto no acaba aquí.
¡Aún hay más!
Le das una clave sobre como funcionan las cosas contigo.
Lo que desates aquí, lo destarás para el Cielo.
Lo que ates aquí, lo atarás en el Cielo.
Pues eso, a vivir desatado.
Que solo me ate a ti.
Liberado, desatado, que solo me ates Tú.
Pero Tú desatas los nudos como nadie.
Tal vez dices eso a Pedro porque sabia lo que significaba una red llena de nudos. Atados. Una red incapaz de dar alimento, de pescar, de cumplir su misión, un instrumento inútil...
Que como Pedro, viva desatando nudos, y que si aparecen, sean de tanto lanzar la red, no de arrugarla en una amasijo de hilos...
Pues eso..
Vivir desatados.
Pero siempre y solo atados a ti, ¡por lazos del Cielo!
En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: -«¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» Ellos contestaron: -«Unos que Juan Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas.» Él les preguntó: -«Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro tomó la palabra y dijo: -«Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo.» Jesús le respondió: -«¡Dichoso tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado nadie de carne y hueso, sino mi Padre que está en el cielo. Ahora te digo yo: Tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en el cielo, y lo que desates en la tierra quedará desatado en el cielo.»
¿Por qué preguntas al llegar a Cesarea? Tal vez en los ratos de camino, en las treguas de silencio con tus discípulos te rondaba aquella cuestión. Buscas el momento oportuno, al llegar al primer destino, para lanzar preguntas a los tuyos.
Eso significa que... antes de iniciar el camino, no conoces lo que opinan sobre ti los apóstoles. Te da igual, les quieres y les llamas a seguirte, aunque luego vayan aflorando todas sus sombras e imperfecciones.
Y entonces lanzas la pregunta sobre tu identidad a tu gente. Y un lanzado se arriesga, se la juega y salta con una respuesta. Sabías de ímpetu y la fuerza de Pedro. Pero esta vez respondió con un hilo de voz, pero que rompió el silencio en pedazos:
"Tú eres el Mesías, el Hijo de Dios vivo."
Y de una afirmación tambaleante e insegura, frágil y que será traicionada... respondes otorgandole tu tesoro: tu Iglesia, le das las llaves de tu Corazón, le haces cabeza de tu familia...
Pero esto no acaba aquí.
¡Aún hay más!
Le das una clave sobre como funcionan las cosas contigo.
Lo que desates aquí, lo destarás para el Cielo.
Lo que ates aquí, lo atarás en el Cielo.
Pues eso, a vivir desatado.
Que solo me ate a ti.
Liberado, desatado, que solo me ates Tú.
Pero Tú desatas los nudos como nadie.
Tal vez dices eso a Pedro porque sabia lo que significaba una red llena de nudos. Atados. Una red incapaz de dar alimento, de pescar, de cumplir su misión, un instrumento inútil...
Que como Pedro, viva desatando nudos, y que si aparecen, sean de tanto lanzar la red, no de arrugarla en una amasijo de hilos...
Pues eso..
Vivir desatados.
Pero siempre y solo atados a ti, ¡por lazos del Cielo!
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