Mt 13, 1-9: Aquel día, salió Jesús de casa y se sentó junto al lago. Y acudió a él tanta gente que tuvo que  subirse a una barca; se sentó, y la gente se quedó de pie en la orilla.

Les habló mucho rato en parábolas:

-«Salió el sembrador a sembrar. Al sembrar, un poco cayó al borde del camino; vinieron los pájaros y se lo comieron.

Otro poco cayó en terreno pedregoso, donde apenas tenía tierra, y, como la tierra no era profunda, brotó en seguida; pero, en cuanto salió el sol, se abrasó y por falta de raíz se secó.

Otro poco cayó entre zarzas, que crecieron y lo ahogaron.

El resto cayó en tierra buena y dio grano: unos, ciento; otros, sesenta; otros, treinta.

El que tenga oídos que oiga.»

Jesús, te prometo que flipo un poco contigo. Hoy otra vez has vuelto a madrugar para irte a tu rincón favorito del lago, ahí, en esa esquina. Siempre que puedes, te escapas para poder escuchar mejor el silencio suave del Padre. Y a mí es que tu persona entera me fascina. No puedo evitar seguirte de cerca, empaparme de la Paz que transmites.

Digo que flipo porque, contrario a lo que yo creía, no buscas la soledad para escapar del mundo y tener tu momentito feliz con el Padre, sino que sales para que la muchedumbre venga. Sales porque sabes que la verdadera vida de Dios es atractiva por sí sola. No te vas prontito a montar tu puesto cerca del templo para que te escuchen las personas que pasan por ahí. No necesitas hacer un show, eres 100% atractivo. Bueno, mejor dicho: el desbordante amor de Dios que se mueve en tu interior es un altavoz de vida para tantos que estamos sedientos. Y claro, por eso se ha petado de gente al poco de que llegaras tú. Solo te buscan. Y a ti te encanta darnos vida.

Flipo contigo porque respetas nuestra Libertad más que nada en el mundo y, pudiendo venir a zarandearme, esperas a que mi libre respuesta se defina por decirte sí. Porque me quieres libre, amor libre y verdadero. Me esperas, paciente y confiado en que tu vida me termine por seducir.

Y flipo contigo porque nos acabas de decir, desde esa barcucha del bueno de Andrés, que lo que quieres para nosotros es justo lo que tu eres. Dar fruto.

Libertad.
Atractivo.
Arrasar.
Vida.
Apertura.
Silencio.
Intimidad.
Disfrutar.

Eso es dar fruto. Dejar que seas tú quien vive en mí. Porque cuando te dejo, yo soy otro altavoz de vida para tantos que andamos sedientos.

Que sí, Jesús, que flipo contigo. Me quieres radicalmente vivo y libre, y así me eliges para ser tú para tantas personas con las que estoy compartiendo estas vacaciones, que cuando te vean a ti en mí puedan estar igual de flipadas como yo lo estoy yo contigo.

Todo mi Dios que me necesita para darse a amar. ¿Como no voy a responderte? Estoy totalmente dentro de tu plan, Jesús. Cuenta conmigo. Hoy dejo que tú elijas como y cuando servir como altavoz del amor De Dios

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