Jn 3, 13-17

En aquel tiempo, Jesús dijo a Nicodemo: “Nadie ha subido al cielo sino el Hijo del hombre, que bajó del cielo y está en el cielo. Así como Moisés levantó la serpiente en el desierto, así tiene que ser levantado el Hijo del hombre, para que todo el que crea en él tenga vida eterna.

Porque tanto amó Dios al mundo, que le entregó a su Hijo único, para que todo el que crea en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Porque Dios no envió a su Hijo para condenar al mundo, sino para que el mundo se salvara por él’’.

ABRÁZAME

Tú me entregaste a tu hijo. ¿Y qué te entrego yo?
Solo me pides que te ame.
Que te de todo mi ser.
Que lo deje todo y te siga.

Voy mendigando amor. Pidiendo a gritos que me quieran. Buscando en lugares vacíos. No soy capaz de levantar la mirada y darme cuenta: Soy incondicionalmente amada

El mayor acto de amor ya me ha sido dado.

Entregaste a tu hijo.
Te entregaste al mundo.
Y te entregas cada día en este pan Blanco que tengo en frente y que se eleva para que todo el mundo lo vea. Como hizo tu padre, que te levantó para que todos te miremos. No como alguien que juzga, sino como alguien que viene a salvarnos. Te subió a aquella cruz. Cargaste con nuestros pecados.
Diste el mayor SÍ QUIERO de la historia.
Un SÍ a Salvarme.
Un SÍ a abrazar mis pecados. Mi herida.
Un SÍ a sanarme.
Un SÍ a amarme por entero.

¿Cómo es posible que sigas dándote, aunque yo no te de nada? ¿Qué clase de loco hace eso? Aún cuando te ignoro. Te niego. Te daño.

No entiendo nada.

Observo mi yo más absoluto. La oscuridad que habita mi corazón:
Esa que no me atrevo a mirar.
Esa que alberga mi pecado.
Esa que acoge mi herida.

Tras mirar ahí abajo, miro arriba.

Te encuentro a ti. Sufriendo y a la vez amando más que nunca.
Abrazando esa cruz.
Tu cruz.
Nuestra cruz.
Abrazando tan fuerte que eres capaz de unir lo imposible. El cielo y la tierra.

Hoy me susurras:

"Escucha. Pon en oído en mi corazón:

No vengo a juzgarte, sino a salvarte
A cargar con tu pecado. A sanar tu herida. Solo quiero amarte
Así que levanta la mirada. Mira a mi Hijo y abraza tu cruz."

Y yo, ¿que te entrego hoy?

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