Tanto amó Dios al mundo que le entregó a su Hijo Unigénito, para que todo el que cree en él no perezca, sino que tenga vida eterna. Pues Dios no envió a su Hijo al mundo para juzgar al mundo, sino para que el mundo se salve por él. El que cree en él no es juzgado; pero quien no cree ya está juzgado, porque no cree en el nombre del Hijo Unigénito de Dios. Éste es el juicio: que vino la luz al mundo y los hombres amaron más las tinieblas que la luz, porque sus obras eranmalas. Pues todo el que obra mal odia la luz y no viene a la luz, para que sus obras no le acusen. Pero el que obra según la verdad viene a la luz, para que sus obras se pongan de manifiesto, porque han sido hechas según Dios.

Sé mi luz

Tanto amó que entregó a su Hijo para que no perezca ninguno. Tanto amaste... Tu Hijo, Padre. ¡Tu Hijo! ¡Nos has dado a tu Hijo! Qué dolor de amor más grande, Tú, Dios Padre, pura donación de amor, nos das al que es todo para ti para que asumiendo nuestra carne se haga esclavo. Sea el último...

Y tú Jesús, hecho el último, no vienes a juzgar sino a salvar desde abajo. No a criticar sino a sanar heridas, no a señalar sino a lavar los pies, no a pisar sino a levantar, no a insultar sino a animar... ¿Y yo qué? Me queda tanto por soltar y dejarte ser Tú salvando a otros a través de mí, en lugar de yo y mi modo horrible de ser juez de los demás... Hasta Tú toleras a tus enemigos, hasta les amas, ¡hasta das la vida por ellos! Y yo aquí con la mirada rota...

Y la luz vino al mundo. Ando a oscuras a menudo tanteando para no chocar y caerme. En la noche camino orientado por reflejos que parecen iluminar, pero son luces de neón que señalan caminos de trampas. Quiero tu luz para ver tu belleza en los demás, en la creación, en la fiesta, en la música, en ti, precioso trozo de Pan blanco que da la vida.

¡Luz! ¡Quiero luz! Te grito como gritaba a mis padres en la cama cuando tenía miedo... ¡Luz! ¡Papá! ¡Luz! ¡Quiero luz! ¡Enciende la luz! ¡Sé mi luz! Para alumbrar ahora allá donde vaya, que todos vean y se acabe el miedo porque tienen luz, porque en ellos estás, Papá.

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