Escuchar "Miércoles 1 de junio de 2022"
Síntesis del Episodio
Jn 17, 11b-19
En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: “Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me diste; yo velaba por ellos y ninguno de ellos se perdió, excepto el que tenía que perderse, para que se cumpliera la Escritura.
Pero ahora voy a ti, y mientras estoy aún en el mundo, digo estas cosas para que mi gozo llegue a su plenitud en ellos. Yo les he entregado tu palabra y el mundo los odia, porque no son del mundo, como yo tampoco soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los libres del mal. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Santifícalos en la verdad. Tu palabra es la verdad. Así como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Yo me santifico a mí mismo por ellos, para que también ellos sean santificados en la verdad’’.
QUE SEAMOS UNO
No soy de este mundo.
Sin embargo, este mundo me atrapa.
Sus mentiras me atrapan y me dejo atrapar por ellas. Porque es lo fácil. Ni te das cuenta. Poco a poco, estás te destruyen, te debilitan, endurecen tu corazón, te hacen ser indiferente, te ciegan.
Llega un momento en el que no ves más allá que a ti mismo.
Sí. Solo ves un YO constante, y nada ni nadie es capaz de saciarte.
De darte esa felicidad que tanto anhelas...
Anhelas ese amor que un día te creó y al que estamos llamados a volver.
Anhelas ese abrazo eterno que es capaz de unir la tierra y el Cielo.
Anhelas volver al padre y ser uno.
Anhelo estar contigo…
Tú, eres el único que puede saciar mi sed de amor.
Solo tú.
No te bastó con entregar tu vida por nosotros.
Con abrazar la Cruz.
Con darte cada día en ese trozo de pan que se parte por mí.
Quieres más.
Quieres lo mejor para nosotros.
Por eso, le pides a tu padre que nos cuide…
Sinceramente, a veces siento que no merezco tanto.
Tú solo me pides que te siga, que confíe como tú estás confiando en tu Padre. Porque Tú también anhelas, anhelas mi amor,
que te amemos.
Que nos desvivamos por ti. Que busquemos la verdad. Que nos encontremos en ese abrazo eterno.
Y que volvamos a ti para ser uno.
En aquel tiempo, Jesús levantó los ojos al cielo y dijo: “Padre santo, cuida en tu nombre a los que me has dado, para que sean uno, como nosotros. Cuando estaba con ellos, yo cuidaba en tu nombre a los que me diste; yo velaba por ellos y ninguno de ellos se perdió, excepto el que tenía que perderse, para que se cumpliera la Escritura.
Pero ahora voy a ti, y mientras estoy aún en el mundo, digo estas cosas para que mi gozo llegue a su plenitud en ellos. Yo les he entregado tu palabra y el mundo los odia, porque no son del mundo, como yo tampoco soy del mundo. No te pido que los saques del mundo, sino que los libres del mal. Ellos no son del mundo, como tampoco yo soy del mundo.
Santifícalos en la verdad. Tu palabra es la verdad. Así como tú me enviaste al mundo, así los envío yo también al mundo. Yo me santifico a mí mismo por ellos, para que también ellos sean santificados en la verdad’’.
QUE SEAMOS UNO
No soy de este mundo.
Sin embargo, este mundo me atrapa.
Sus mentiras me atrapan y me dejo atrapar por ellas. Porque es lo fácil. Ni te das cuenta. Poco a poco, estás te destruyen, te debilitan, endurecen tu corazón, te hacen ser indiferente, te ciegan.
Llega un momento en el que no ves más allá que a ti mismo.
Sí. Solo ves un YO constante, y nada ni nadie es capaz de saciarte.
De darte esa felicidad que tanto anhelas...
Anhelas ese amor que un día te creó y al que estamos llamados a volver.
Anhelas ese abrazo eterno que es capaz de unir la tierra y el Cielo.
Anhelas volver al padre y ser uno.
Anhelo estar contigo…
Tú, eres el único que puede saciar mi sed de amor.
Solo tú.
No te bastó con entregar tu vida por nosotros.
Con abrazar la Cruz.
Con darte cada día en ese trozo de pan que se parte por mí.
Quieres más.
Quieres lo mejor para nosotros.
Por eso, le pides a tu padre que nos cuide…
Sinceramente, a veces siento que no merezco tanto.
Tú solo me pides que te siga, que confíe como tú estás confiando en tu Padre. Porque Tú también anhelas, anhelas mi amor,
que te amemos.
Que nos desvivamos por ti. Que busquemos la verdad. Que nos encontremos en ese abrazo eterno.
Y que volvamos a ti para ser uno.
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