Mateo 5, 13-16

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán?
No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte.
Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa.
Brille así vuestra luz ante los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en los cielos».


FRUTOS

Jesus. Dios de La Primavera...
Va pasando la estación del color y la fragancia. La estación del romance y la vida.
Las amapolas han florecido. La jara abrió su flor para perfumar el monte.
Ya se recogió la fresa. El níspero viene tirando su fruto. Los tomates ya se van coloreando, listos para el gazpacho y la ensalada. Ya van saliendo calabacines de los huertos. Pimientos, guindillas, berenjenas, nectarina, melocotón, ciruela.... Todo viene tirando su fruto, abriéndose, entregándose para dar vida... Éxtasis continuó del Creador.

Al Sur el trigo ya se agosta, listo para meterle la hoz, y de la espiga se separará el grano, que molido y hecho harina, será el cuerpo del pan.

En medio del mundo floreciente, fértil, entregado, en el que te encuentro, me miro. Y veo que a veces aún sigo viviendo como estéril, como flor cerrada, árbol que no entrega su fruto, sal que se ha vuelto sosa. Con miedo, cerrado al Amor, al encuentro contigo, con el hermano. Cerrado en el yo que no me deja abrirme como el jazmín para regalar su aroma. Encerrado en moralismos que ahogan, que me impiden verte en la Vida, que no me dejan ver lo que tú quieres, que de fruto abundante, y que mis obras sean la gloria del Padre.

Pero, Jesús, en medio de todo esto... ¿Como me piensas? Quien soy realmente yo en medio de este estallido de vida, belleza, entrega...
Me dices que soy sal. Me dices que soy luz. Que mis obras darán gloria al Padre ...
Me has pensado para que de frutos abundantes, y que estos sean la gloria del Padre.
Que sea sal, que de sabor a la vida, abrazándola por entera, disfrutando, sufriendo, viviendo, entregándome.
Que sea luz, sediento de Paz y Justicia, dando lo recibido, encarnando Misericordia, disipando tinieblas de mentiras, injusticias, muerte.
Así me has pensado, así me piensas. Dando fruto.

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