En aquel tiempo, al llegar a la región de Cesarea de Filipo, Jesús preguntó a sus discípulos: «¿Quién dice la gente que es el Hijo del hombre?» Ellos contestaron: «Unos que Juan el Bautista, otros que Elías, otros que Jeremías o uno de los profetas». Él les preguntó: «Y vosotros, ¿quién decís que soy yo?» Simón Pedro tomó la palabra y dijo: «Tú eres el Mesías, el Hijo del Dios vivo». Jesús le respondió: «¡Bienaventurado tú, Simón, hijo de Jonás!, porque eso no te lo ha revelado ni la carne ni la sangre, sino mi Padre que está en los cielos. Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia, y el poder del infierno no la derrotará. Te daré las llaves del reino de los cielos; lo que ates en la tierra quedará atado en los cielos, y lo que desates en la tierra quedará desatado en los cielos».

Creado para una misión

Hola Jesús,

Hoy celebramos San Pedro y San Pablo. Pedro, el primer Papa de la historia. Al hombre al que confiaste tu legado: *sobre esta piedra edificaré mi Iglesia*.

Y hoy, día de San Pedro, vemos que la Iglesia ha elegido el Evangelio en que Simón deja de ser Simón y pasa a ser Pedro: *Ahora yo te digo: tú eres Pedro, y sobre esta piedra edificaré mi Iglesia*.

Simón ya no es Simón sino Pedro. ¿Por qué le cambias el nombre Jesús? ¿Qué es lo que nos querías decir? ¿En qué pensabas?

Creo Jesús que en tu corazón nos querías decir que un encuentro contigo cambia la existencia de la persona. Un cambio tan radical que incluso Simón ya no es Simón. Cuando Simón se encontró contigo, su vida cambió y encontró que Tú tenías una vocación para él y una misión muy específica para él. Los deseos de Simón ahora son los de Pedro.

Jesús, yo ya sé que ahora con 24 años no me vas a cambiar el nombre, pero sí que te pido tener cada día ese encuentro contigo para que transformes diariamente mi existencia hasta tal punto que cambiarme el nombre tuviese sentido. Quiero darme cuenta de la misión que tienes para mí.

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