En aquel tiempo, decía Jesús: «A qué es semejante el reino de Dios o a qué lo compararé? Es semejante a un grano de mostaza que un hombre toma y siembra en su huerto; creció, se hizo un árbol y los pájaros del cielo anidaron en sus ramas». Y dijo de nuevo: «¿A qué compararé el reino de Dios? Es semejante a la levadura que una mujer tomó y metió en tres medidas de harina, hasta que todo fermentó».

Jesus, otra vez me hablas en metaforas, parabolas que nacen de la belleza de lo que ves, en lo sencillo, lo cotidiano. Un arbol, la masa que se va inflando, y luego de hornearse olera al pan calentito que sera el sustento del dia... Y todo te habla de Tu Padre, todo te habla del Reino:
 La Creacion, la cotidianidad del dia, la Belleza. Ahi le encuentras, alli vas leyendo y descifrando los Misterios...
No te complicas. En la belleza de lo simple y lo cotidiano estableces tu dialogo.
Vives viviendo. Vives con todo tu Corazon, con todos tus sentidos, que te abren a La Eternidad. Vives Mirando, no te desligas de la realidad sino que en ella, en lo concreto en lo real, ves al que es Real, el origen de toda realidad, de toda vida, el que es La Vida.
Ves el Reino, que se va gestando e irrumpiendo en el mundo, en corazones...
Miras, y todo te parece bueno, y asi lo pronunciaste en el principio, bueno.
Miras, y todo, todo te habla, porque sabes Mirar...

El reino de los Dios... Reino de Amor, reino de Justicia, reino de Paz. Reino de Fraternidad, donde han caido todos los muros que nos separan.
El Reino de Dios... si tu mismo eres el Reino, y mueres de Sed, ardes en deseo de extender Tu Reino. Sed por Vivir tu vida en mi. Ser como la levadura que transforma las moleculas complejas en simples, e ir transformandome, sin yo saber como.
 Transformar mi corazon, sanarlo, simplificarlo. Transformar mi mente, romper mis esquemas mentales con la Verdad, que no es idea, sino Tu, persona, inabarcable y sencillo. Transformarme cada vez mas en Ti, liberandome, siendo cada vez mas yo mismo, viviendo la verdad de quien soy.
Transformar mi mirar, para leer en la poesia de la Vida, de lo sencillo y cotidiano, los Versos que canta el Padre. Escuchar en el viento La Palabra del Espiritu que da Vida...

Ser ese arbol  en el que los pajaros encuentran su hogar. Ese eres Tu, el Reinado de Dios, ardiendo en deseo de acogernos a todos, que anidemos, descansemos en Ti. Ese es Tu Cuerpo, Tu Iglesia, donde hasta las golondrinas hallan un lugar para anidar, donde hay lugar para todos, nidos tan diversos en un mismo arbol. Ese quieres que sea, ese arbol, donde se encuentre refugio, el refugio del Reino de Dios. A ti, que eres el Reino.

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