Mt 5,13-16


En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

-«Vosotros sois la sal de la tierra. Pero si la sal se vuelve sosa, ¿con qué la salarán? No sirve más que para tirarla fuera y que la pise la gente. Vosotros sois la luz del mundo. No se puede ocultar una ciudad puesta en lo alto de un monte. Tampoco se enciende una lámpara para meterla debajo del celemín, sino para ponerla en el candelero y que alumbre a todos los de casa. Alumbre así vuestra luz a los hombres, para que vean vuestras buenas obras y den gloria a vuestro Padre que está en el cielo".


ser en el que ES



La sal de la Tierra. La luz del mundo.
Jesús, me dices que soy la sal que sala, la luz que ilumina.
Yo, ¿tanto tiempo viviendo en las tinieblas, escogiendo la muerte? Yo, ¿qué no he sabido saborear ni poner sabor a la vida? Yo, que aun en mi querer no llego a nada. Yo, que tantas veces escondo la lampara por miedo, por el que dirán, por no confiar...
Que tontería, otra vez sin entender las cosas. No se trata de mí, no soy yo quien tiene que iluminar al mundo. El que ilumina eres tú a través de mí.

Tú eres la Vida. Tú eres la Luz. Y te has querido hacer hombre para iluminar mis tinieblas, las de todos. La Luz que brillaba antes de la creación de los astros, ahora, ilumina mis adentros. Y puede asustar lo que encuentre, pero al calor de tu llama de Amor, tan solo dejo que esta arda en mí, y vaya consumiendo toda oscuridad, cada rincón muerto.

De Juan el Bautista se dijo que no era la luz, sino testigo de ella, y ahora me dices que yo soy la luz del mundo. Porque ahora nos hemos hecho uno. Tú puedes actuar a través de mí. Soy luz, pero que no brilla por si misma, sino que es Tu Luz, Tu Vida que se irradia a través de mí.

Tú a través de mí. Tu vida en mí. Tu luz en mí. Tu alegría en mí. Tu sed en mí. Tus brazos en los míos. El abrazo cósmico.


 Tú eres la Luz que me enciende, no para ser ocultado, sino puesto sobre el candelero e iluminar el mundo.

A tu Luz me conozco, y en dejarte Vivir y alumbrar en mi vida descubro el sentido de mi existencia, y empiezo a vivir. Y esta es la Alegría del Padre, el hombre plenamente viviente.

No soy luz para mí mismo, esa no es la naturaleza de esta. Quieres que sea luz para iluminar a los demás, esta sí es la naturaleza de la luz: darse, irradiarse, entregarse, éxtasis continuo. Esa es mi naturaleza, dejarme encender por Ti, para vivir entregado, para alumbrar las tinieblas de este mundo, de corazones que viven en penumbra.

  Ya no importan mis tinieblas, ni el 'que dirán', ya no hay espacio para el rencor, ni el miedo; que mas da el éxito o el fracaso, si yo tan solo quiero amar.. Tan solo importa que Tú Vivas, que brilles dentro mía. Y que Tu Luz me desborde para ser luz en este mundo, y vivir en tu Eterno Éxtasis de Amor.

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