Marcos 2,23-28
Sucedió que un sábado Jesús atravesaba un sembrado, y sus discípulos, mientras caminaban, iban arrancando espigas. Los fariseos le preguntan: «Mira, ¿por qué hacen en sábado lo que no está permitido?» Él les responde: «¿No habéis leído nunca lo que hizo David, cuando él y sus hombres se vieron faltos y con hambre, cómo entró en la casa de Dios, en tiempo del sumo sacerdote Abiatar, comió de los panes de la proposición, que solo está permitido comer a los sacerdotes, y se los dio también a quienes estaban con él?» Y les decía: «El sábado se hizo para el hombre y no el hombre para el sábado; así que el Hijo del hombre es señor también del sábado».

¿Por qué hacen en sábado lo que no está permitido?

Hace dos mil años habían fariseos. Y hoy, 17 de enero, siguen habiendo fariseos modernos. Creo, incluso, que hoy hay más fariseos que antes.

¿Qué es un fariseo? Es aquella persona que siempre se está fijando en los demás. Aquella persona que juzga fuertemente. Aquella persona que no pasa ni una. ¿Quién soy yo para criticar la acción de alguien? ¿Acaso sé que le sucede en su corazón? ¿Acaso sé lo que sufre? ¿Acaso siento su soledad? ¿Cómo actuaría yo si estuviese como él?

Hoy lo único que te pido Jesús es que cuando mi boca toque tu cuerpo te repita: “que de mi boca no salga ni la QUEJA, ni la CRÍTICA, ni la MENTIRA”. Esas tres cosas matan al corazón. Ni CRÍTICA, ni MENTIRA, ni QUEJA.

Hoy te pido que siga ayunando de todo aquello que no me deje amar. El ayuno es la liberación del hombre. Quiero ser muy libre. Tengo un amigo que hizo una especie de reto que duraba 90 días y durante esos 90 días se privaba de ciertas cosas. Me decía hablando con él: “Me he dado cuenta de que tenía demasiadas necesidades”.

Cada día como si fuese el último. Viviendo el presente. Amando, viviendo, esperando, disfrutando. Gracias por tanto!!!

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