Martes, 17 de agosto de 2021

17/08/2021 3 min
Martes, 17 de agosto de 2021

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Síntesis del Episodio

Mt 19, 23-56. En aquel tiempo, Jesús dijo a sus discípulos: «En verdad os digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos. Lo repito: más fácil le es a un camello pasar por el ojo de una aguja, que a un rico entrar en el reino de los cielos». Al oírlo, los discípulos dijeron espantados: «Entonces, ¿quién puede salvarse?» Jesús se les quedó mirando y les dijo: «Es imposible para los hombres, pero Dios lo puede todo». Entonces dijo Pedro a Jesús: «Ya ves, nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido; ¿qué nos va a tocar?» Jesús les dijo: «En verdad os digo: cuando llegue la renovación y el Hijo del hombre se siente en el trono de su gloria, también vosotros, los que me habéis seguido, os sentaréis en doce tronos para juzgar a las doce tribus de Israel. Todo el que por mí deja casa, hermanos o hermanas, padre o madre, hijos o tierras, recibirá cien veces más y heredará la vida eterna. Pero muchos primeros serán últimos y muchos últimos primeros».

Austeridad y pobreza

Hola Jesús,

Hoy nos hablas de lo difícil que es estar obsesionado con la riqueza y amarte. Es imposible amarte a ti y al dinero: *En verdad os digo que difícilmente entrará un rico en el reino de los cielos.*

Y al leer este Evangelio, siempre me pregunto lo mismo: ¿Y entonces los que tenemos la suerte de tener mucho?

Pero me doy cuenta de que no se trata de tener o no tener sino de no estar poseído por las cosas materiales. No consiste la verdadera pobreza en no tener, sino en estar desprendido: en renunciar voluntariamente al dominio sobre las cosas. Por eso hay pobres que realmente son ricos. Y al revés.

Por eso Jesús, hoy te pido que mi corazón no esté en las cosas materiales. Que nunca me desvíe. Que sepa siempre qué es lo importante en mi vida. Que apueste por lo que vale la pena. Que el deseo de prosperar profesionalmente no me nuble nunca y valore siempre lo esencial.

Por último Jesús, te pido que siempre sea muy agradecido por todo lo que tengo. Que nunca me crea que es mío y que sea consciente de que todo es un don.