Mc 10,28-31:
En aquel tiempo, Pedro se puso a decirle a Jesús:

-Ya ves que nosotros lo hemos dejado todo y te hemos seguido.

Jesús dijo:

-Os aseguro que quien deje casa, o hermanos o hermanas, o madre o padre, o hijos o tierras, por mí y por el Evangelio, recibirá ahora, en este tiempo, cien veces más -casas y hermanos y hermanas y madres e hijos y tierras, con persecuciones-, y en la edad futura, vida eterna.

Muchos primeros serán últimos, y muchos últimos primeros.


Los últimos serán los primeros.
Diría que lo he escuchado mil veces Jesús.
Y hoy vuelves a repetírmelo,
Y hoy vuelvo a darme cuenta de la falta que me hace.

Porque ayer mismo, luché desesperado por un sitio en el metro.
Porque el otro día, elegí el plato que más comida tenía,
Porque sigo prefiriendo elegir yo la música en el coche,
O hacer primero mis cosas antes de que me pidan nada.
O tener la razón en ese trabajo.
Porque la tengo, ¿no?
Porque me merezco descansar, ¿no?
Porque siempre tengo más prisa yo, ¿verdad?

Sigue estando el yo.
Su sombra me persigue en cada cosa que hago.
Cuando el corazón se inclina hacia ti,
Cuando por fin empieza a desprenderse,
Cuando se atreve a lanzarse a tus brazos,
Vuelve a tropezar con la piedra del yo.

Porque sí, claro que quiero seguirte Jesús!
De verdad que quiero!
Quiero darme, entregarme por ti.
Y en mi atrevimiento, te lo digo.
Igual que Pedro.
Te lo digo confiado,
Me siento capaz de hacerlo,
Por supuesto que puedo dejarlo todo!

Pero vuelvo a caer.
El “yo” ha vuelto a colarse.
Porque otra vez intento hacerlo solo.
Llegar yo hasta Ti,
En vez de dejar que camines conmigo.
Ponerme mis propias metas,
En vez de dejar libre mi corazón para que te cueles dentro.
Para que seas Tú el que me enseñe a dártelo todo.

Jesús,
Que seas Tú quien haga el camino,
Y yo sólo siga tus pasos.
Que la vida eterna la alcance contigo.
Que desde hoy mi “yo” se convierta en un “Tú”,
En un “vamos juntos"

Ver todos los episodios