En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:

El que acepta mis mandamientos y los guarda, ése me ama; al que me ama lo amará mi Padre, y yo también lo amaré y me revelaré a él.»

Le dijo judas, no el Iscariote:

- «Señor, ¿qué ha sucedido para que te reveles a nosotros y no al mundo?»

Respondió Jesús y le dijo:

- «El que me ama guardará mi palabra, y mi Padre lo amará, y vendremos a él y haremos morada en él.

El que no me ama no guardará mis palabras. Y la palabra que estáis oyendo no es mía, sino del Padre que me envió.

Os he hablado de esto ahora que estoy a vuestro lado, pero el Defensor, el Espíritu Santo, que enviará el Padre en mi nombre, será quien os lo enseñe todo y os vaya recordando todo lo que os he dicho.»


- ¡Judas!
¿Puedes acompañarme un momento? Tengo que ir a por un par de cosas al otro lado del pueblo. ¿Te importa venirte conmigo?
- Claro maestro. Voy ya.

Judas recoge rápidamente sus cosas, las deja a un lado y alcanza a Jesús. Con toda normalidad salen a la calle, saludan a la gente con la que se cruzan y comentan el día tranquilamente.
Pasan delante del panadero, del recaudador de impuestos, de un par de talleres de carpintería y cruzan la plaza principal. La de las tres palmeras.
Jesús le pregunta por lo que han estado hablando esa mañana.
Cumplir los mandamientos.
Cumplir para amar.
Cumplir para ensanchar el corazón.
Cumplir para preparar la morada.
No carcomidos por el cumplimiento sino enamorados; reconociéndose habitados por este amor.
"Si entendemos así las cosas que tenemos que hacer todo cambia Señor" le dice Judas.
Así todo cambia.
Jesús asiente sonriendo. Eso es, le dice, todo cambia.
Mirando de reojo a Jesús, Judas le vuelve a formular la pregunta que esa mañana había quedado sin responder.
Maestro, ¿qué ha sucedido para que te reveles a nosotros y no al mundo?
Lo pregunta sinceramente.
Sabiendo que esto es lo que el mundo espera.
Reconociendo en su maestro, en lo que vive junto a él, la respuesta al anhelo profundo del hombre.
Y ¿por qué? ¿por qué no te revelas al mundo?
Sus razonamientos lógicos son incapaces de dar una respuesta satisfactoria

- Mira a tu alrededor. Dice Jesús.
Mira los valles que rodean el pueblo. Mira la plaza. Mira los talleres de carpintería y las tiendas. Mira a cada una de las personas. Sus esperanzas, sus deseos, sus planes, sus vidas ajetreadas.
Mírame. Estoy en medio de todo esto.
Mírame. Estoy aquí.
En el mundo. Junto a ellos.
Pero hay que parar. Hay que levantar la mirada.
Si no, seguirás viendo otro par de pies iguales a todos los demás.
Para. Mira. Estoy aquí. Llamando.
Quien quiera que abra. Entraré y cenaremos

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