Mc 14,12a.22-25: El primer día de los Azimos, cuando se sacrificaba el cordero pascual, le dicen sus discípulos: "¿Dónde quieres que vayamos a hacer los preparativos para que comas el cordero de Pascua?"
Y mientras estaban comiendo, tomó pan, lo bendijo, lo partió y se lo dio y dijo: "Tomad, este es mi cuerpo."
Tomó luego una copa y, dadas las gracias, se la dio, y bebieron todos de ella. Y les dijo: "Esta es mi sangre de la Alianza, que es derramada por muchos. Yo os aseguro que ya no beberé del producto de la vid hasta el día en que lo beba nuevo en el Reino de Dios."

Jesucristo, Sumo y Eterno Sacerdote

Hoy es un día grande, celebramos Jesucristo Sumo y Eterno Sacerdote. Y… ¿Qué significa “sacerdote”? Hasta donde sé, en todas las culturas el sacerdote es el que une cielo y tierra, es el que ofrece un sacrificio para que las bendiciones de Dios bajen, es el que transforma lo terrestre en divino. Y eso hiciste tú, ofreciste tu carne Señor, una carne en la que estábamos todos nosotros, para que fuera divinizada, y nos transformaste. Hoy celebramos que tú, Señor, asumiste todos nuestros pecados y nos santificaste, nos divinizaste. Abriste las puertas del cielo de par en par. Uniste tierra y cielo, ya no hay dos planos separados, lo más terrestre puede ser lo más divino. Es muy heavy, ya no hay ninguna realidad, ni ninguna persona, que no pueda ser divina y santa. Es muy heavy.

La pregunta es: ¿me lo creo? ¿Creo que nos has transformado? ¿Creo que podemos vivir de otra manera? ¿Tengo fe en que nos haces “casi” divinos? ¡Me has hecho hijo de Dios! ¿Qué más necesito?

¿Cuántas veces me he puesto mil excusas para no empezar a cambiar el mundo? ¿Cuántas veces me enredo en mis debilidades? ¿Creo que tu poder es transformador Señor? TRANSFORMADOR. Transfórmame Señor. Basta de excusas. Si yo quiero tú lo haces. Transfórmame. Me quiero comer el mundo. No me quiero enredar en mis pecados y debilidades.

Hoy es un buen día para empezar. Me abro a ti. Lo que quieras. “Eres libre para hacer en mi lo que quieras”. Voy a repetir mucho eso hoy. Dejarte espacio. Para que me transformes. Para que me hagas divino. Para que viva como un hijo. ¡Hijo de Dios! Eso me has hecho. Que viva transformado, resucitado, transfigurado. Que viva, en definitiva, como un hijo de Dios. Escandalosamente alegre. Ojalá la gente me mire y vea un felicísimo y liberrísimo hijo de Dios.

Ah! Y voy a rezar hoy especialmente por todos los sacerdotes, ellos continúan tu obra en la tierra, reparten tus sacramentos para que tu divinización llegue a todos los hombres. Hazlos santos, felices y disfrutones, Señor, te pido por todos ellos.

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