Escuchar "Jueves, 25 de abril de 2024"
Síntesis del Episodio
Mc 16, 15-20 • Proclamad el Evangelio a toda la creación
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los once y les dijo: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado.
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos». Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
Ellos se fueron a predicar por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.
-------------
Te apareces primero a María Magdalena.
¿Por qué primero a ella? Ella te lloró, quiso ir a buscarte cuando el ángel le dijo que no estabas ahí, y después quiso gritar que habías resucitado, pero nadie le creyó.
Y por último a nosotros once.
Once.
Todavía nos cuesta este número.
Todavía nos cuesta creer que ya no seamos doce. Que uno de nosotros ya no esté aquí porque el orgullo, la desesperanza y la vergüenza pudieron con él.
Por último, te apareces a nosotros.
¿Por qué que nos dejas para el final?
Nosotros tampoco creímos, pero tu amor infinito por nosotros no tiene límites y, por eso, vuelves a nosotros. Aunque te hayamos fallado una vez más, porque somos débiles, siempre vuelves.
No te esperábamos. Estábamos tranquilamente cenando. Todos alrededor de la mesa, como en la última cena.
Pero esta vez no estabas Tú. Discutíamos ese rumor que se había ido propagando por toda la región, y que a nosotros tanto nos estaba costando creer.
Necesitábamos ver, tocar. Y de repente apareces Tú. Nos echas en cara nuestra incredulidad y dureza de corazón y nos dices que vayamos al mundo entero a proclamar el Evangelio a toda la creación.
Incrédulos y duros de corazón. Razón no te falta, Jesús. Habíamos tenido varias oportunidades de creer. Tú mismo nos habías dicho antes de subir al cielo lo que iba a suceder y ni siquiera así habíamos sido capaces de creer.
¿Que más necesitábamos? Justo esto. Que aparecieras delante de nosotros, en carne y hueso, que nos hablaras directamente. Que pudiéramos tocarte, verte.
Tú sabías de nuestra incredulidad y dureza de corazón y una vez más lo dejas pasar.
Vuelves a nosotros porque lo que has venido a decirnos es mucho más importante.
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio».
Al mundo entero.
A toda la creación.
Que no quede ni un rincón del planeta sin conocerte.
Que no quede ni una sola criatura que no haya escuchado sobre Ti.
Llevarte al mundo.
Nosotros once, que te hemos seguido durante estos años, de región en región, de casa en casa, curando enfermos, expulsando demonios, perdonando pecadores.
Nosotros once que hemos podido escucharte, verte, tocarte, aprender de Ti.
A nosotros once nos toca salir ahí fuera y llevarte al mundo.
¿Cómo hacemos esto? ¿Cómo te llevamos al mundo?
Mostrando lo que hemos vivido. No con palabras sino con hechos.
Dejando que Tú vayas haciéndote uno con nosotros, para que los demás puedan reconocerte en nosotros.
Porque nosotros nos hemos encontrado con Jesús.
Y esa es la buena noticia que queremos regalar al mundo.
En aquel tiempo, se apareció Jesús a los once y les dijo: «Id al mundo entero y proclamad el Evangelio a toda la creación.
El que crea y sea bautizado se salvará; el que no crea será condenado.
A los que crean, les acompañarán estos signos: echarán demonios en mi nombre, hablarán lenguas nuevas, cogerán serpientes en sus manos y, si beben un veneno mortal, no les hará daño. Impondrán las manos a los enfermos, y quedarán sanos». Después de hablarles, el Señor Jesús fue llevado al cielo y se sentó a la derecha de Dios.
Ellos se fueron a predicar por todas partes, y el Señor cooperaba confirmando la palabra con las señales que los acompañaban.
-------------
Te apareces primero a María Magdalena.
¿Por qué primero a ella? Ella te lloró, quiso ir a buscarte cuando el ángel le dijo que no estabas ahí, y después quiso gritar que habías resucitado, pero nadie le creyó.
Y por último a nosotros once.
Once.
Todavía nos cuesta este número.
Todavía nos cuesta creer que ya no seamos doce. Que uno de nosotros ya no esté aquí porque el orgullo, la desesperanza y la vergüenza pudieron con él.
Por último, te apareces a nosotros.
¿Por qué que nos dejas para el final?
Nosotros tampoco creímos, pero tu amor infinito por nosotros no tiene límites y, por eso, vuelves a nosotros. Aunque te hayamos fallado una vez más, porque somos débiles, siempre vuelves.
No te esperábamos. Estábamos tranquilamente cenando. Todos alrededor de la mesa, como en la última cena.
Pero esta vez no estabas Tú. Discutíamos ese rumor que se había ido propagando por toda la región, y que a nosotros tanto nos estaba costando creer.
Necesitábamos ver, tocar. Y de repente apareces Tú. Nos echas en cara nuestra incredulidad y dureza de corazón y nos dices que vayamos al mundo entero a proclamar el Evangelio a toda la creación.
Incrédulos y duros de corazón. Razón no te falta, Jesús. Habíamos tenido varias oportunidades de creer. Tú mismo nos habías dicho antes de subir al cielo lo que iba a suceder y ni siquiera así habíamos sido capaces de creer.
¿Que más necesitábamos? Justo esto. Que aparecieras delante de nosotros, en carne y hueso, que nos hablaras directamente. Que pudiéramos tocarte, verte.
Tú sabías de nuestra incredulidad y dureza de corazón y una vez más lo dejas pasar.
Vuelves a nosotros porque lo que has venido a decirnos es mucho más importante.
«Id al mundo entero y proclamad el Evangelio».
Al mundo entero.
A toda la creación.
Que no quede ni un rincón del planeta sin conocerte.
Que no quede ni una sola criatura que no haya escuchado sobre Ti.
Llevarte al mundo.
Nosotros once, que te hemos seguido durante estos años, de región en región, de casa en casa, curando enfermos, expulsando demonios, perdonando pecadores.
Nosotros once que hemos podido escucharte, verte, tocarte, aprender de Ti.
A nosotros once nos toca salir ahí fuera y llevarte al mundo.
¿Cómo hacemos esto? ¿Cómo te llevamos al mundo?
Mostrando lo que hemos vivido. No con palabras sino con hechos.
Dejando que Tú vayas haciéndote uno con nosotros, para que los demás puedan reconocerte en nosotros.
Porque nosotros nos hemos encontrado con Jesús.
Y esa es la buena noticia que queremos regalar al mundo.
Más episodios del podcast Voces en On | HAKUNA
Martes, 7 de agosto de 2024
09/08/2024
Lunes, 5 de agosto de 2024
09/08/2024
Domingo, 4 de agosto de 2024
04/08/2024
Sábado, 3 de agosto de 2024
03/08/2024
Viernes, 2 de agosto de 2024
02/08/2024
Jueves, 1 de agosto de 2024
01/08/2024
Miércoles, 31 de julio de 2024
31/07/2024
Martes, 30 de julio de 2024
31/07/2024
Lunes, 29 de julio de 2024
29/07/2024
Domingo, 28 de julio de 2024
29/07/2024