Jn 15,9-11: Permaneced en mi amor, para que vuestra alegría llegue a plenitud.

En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos:
«Como el Padre me ha amado, así os he amado yo; permaneced en mi amor.
Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor.
Os he hablado de esto para que mi alegría esté en vosotros, y vuestra alegría llegue a plenitud.»

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Bonitas palabras, me gustan, me dan esperanza...

Las escucho y, a diferencia de lo que podía pensar antes, veo cosas claras.

¿Cómo permanezco en Tu Amor? Es raro, ¿no?

Dices que permanezcamos en Tu amor y me explota la cabeza. Porque es verdad que existe un miedo a que me aleje del amor, que me pierda entre tradición y superficialidades, que me pierda entre reglas y poca libertad.
Pero repites: "permaneced en mi Amor"... ¿cómo Jesús?

"Si guardáis mis mandamientos, permaneceréis en mi amor; lo mismo que yo he guardado los mandamientos de mi Padre y permanezco en su amor"

Guardarlos en mi corazón, como hiciste Tú, Jesús.

No acatar.
No cumplir.
La palabra que escoges es muy concreta: "guardar", y ¿cómo guardo?

Este año he aprendido la importancia de guardar, que escuchando, y no oyendo, sino escuchando, voy acogiendo para poco a poco hacer de la cabeza y el pensamiento algo tuyo en el corazón.
La verdad, que va tomando forma en mí, que se hace carne de mi carne y que viene de Ti.
Entonces la palabra mandamiento deja de ser lo que muchas veces pensamos: restricciones, guías y todo lo opuesto a lo que Tú predicas.

¡Que lo acojamos y lo acojamos con Alegría! Con la Alegría de ser amado por Ti como nos ama el Padre, la Alegría de saber que estás con nosotros, la Alegría de vivir contigo, de que bebemos de Tu amor, y de que permaneces con y en nosotros.

Y entonces me vuelve a repetir: "permaneced en mi amor"

Sin Ti poco podemos hacer, que ni nuestros esfuerzos, ni nuestra formación, ni nuestras ansias de cumplir metas nos hagan desvirtuar ese amor.

Que dejemos de buscar la conquista por nuestros propios logros y seamos más conquistados por Ti.
Que Tú hagas fruto en nosotros es la manera que permanecemos contigo.

Es ahora más que nunca tiempo de permanecer en Ti, permanecer en la Fe, en la oración, en la rutina del querer... y del resto, de los frutos, te encargas Tú, Jesús.

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