Jn 5,31-42: En aquel tiempo, dijo Jesús a los judíos: «Si yo doy testimonio de mí mismo, mi testimonio no es válido. Hay otro que da testimonio de mí, y sé que es válido el testimonio que da de mí. Vosotros enviasteis mensajeros a Juan, y él ha dado testimonio de la verdad. No es que yo dependa del testimonio de un hombre; si digo esto es para que vosotros os salvéis. Juan era la lámpara que ardía y brillaba, y vosotros quisisteis gozar un instante de su luz. Pero el testimonio que yo tengo es mayor que el de Juan: las obras que el Padre me ha concedido realizar; esas obras que hago dan testimonio de mí: que el Padre me ha enviado. Y el Padre que me envió, él mismo ha dado testimonio de mí. Nunca habéis escuchado su voz, ni visto su semblante, y su palabra no habita en vosotros, porque al que él envió no le creéis. Estudiáis las Escrituras pensando encontrar en ellas vida eterna; pues ellas están dando testimonio de mí, ¡y no queréis venir a mí para tener vida!»


Ir a Ti

Ir a Ti. Buscarte. Aceptarte. Acogerte. Tres verbos, los tres acaban con “T-E”. Ir a ti. Lo primero eres Tú, Señor. Antes que todos mis razonamientos, antes de todo lo que yo pueda sentir y antes de mil demostraciones, vas Tú. A los que te escuchaban aquel día les dijiste: “Estudiáis las Escrituras pensando encontrar en ellas vida eterna”. Y podrías continuar: “buscáis certeza en vuestros razonamientos, queréis tenerlo todo controlado, tener alguna prueba de que soy Dios...” Pero... “¡no queréis venir a mi para tener vida!”. Muy fuerte. Pero muy verdad. La fe es confiar, fiarse, creer. Fe para ir a Ti. Y después de ir: tendremos vida. Y todo tendrá sentido. Y mis razonamientos encajarán. Y mis sentimientos aflorarán. Y todo estará demostrado sin demostrar nada.

Aceptar el testimonio de otros. Fiarme. Lanzarme a la piscina y ver si hay vida. Lo otro es absurdo, es como intentar nadar sin haberme lanzado a la piscina. El que intenta demostrar todo antes de creer es como el que intenta nadar encima del césped y dice: ves, no hay agua, no se puede nadar, Dios no existe. El que se fía del testimonio, confía y salta, y descubre el agua, y la vida, y empieza a nadar, y todo tiene sentido, y la razón y los sentimientos trabajan suavemente a favor...

Y otra vez resuenan tus palabras: “¡y no queréis venir a mí para tener vida!”. Quiero ir a Ti. Buscarte. Bajar las defensas. Dejarme encontrar. Abrirte la puerta. Que me llenes de vida y la vida tenga color. Tú, Tú y Tú. Me fío de lo que dices. Creo el testimonio. Vivo confiado. Descanso en Ti. Gracias Jesús.

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