Jn 3,31-36: El que viene de lo alto está por encima de todos. El que es de la tierra es de la tierra y habla de la tierra. El que viene del cielo está por encima de todos. De lo que ha visto y ha oído da testimonio, y nadie acepta su testimonio. El que acepta su testimonio certifica que Dios es veraz. El que Dios envió habla las palabras de Dios, porque no da el Espíritu con medida. El Padre ama al Hijo y todo lo ha puesto en su mano. El que cree en el Hijo posee la vida eterna; el que no crea al Hijo no verá la vida, sino que la ira de Dios pesa sobre él.


Palabras de Dios

Eres Dios. No dices palabras humanas, no das tu opinión como la daría un sabio o un filósofo, no eres un yogui hindú que ha trascendido, ni un místico o una persona muy espiritual. Eres Dios: hablas las palabras de Dios, das el Espíritu sin medida, creer en ti es poseer la vida eterna... Tus labios son labios de Dios y tus palabras son palabras de Dios.

Voy a repetirlo... Palabras de Dios. Otra vez... Palabras de Dios. Si: palabras de Dios. Muchas veces analizo tus palabras, las reinterpreto y juzgo, o busco cómo hacerlas “fáciles”, “comprensibles” o descafeinadas. Pero es absurdo: no soy yo quien juzga tus palabras y enseñanzas, porque son palabras y enseñanzas de Dios, y creer en ellas es tener vida eterna. Quiero postrarme delante de ti, besarte los pies y beberme cada una de tus palabras. No las entenderé, puede que me escandalicen o que sea tan tonto que crea que ya me las sé; pero no quiero juzgarlas yo. Quiero bebérmelas, masticarlas, que mi intestino las absorba y pasen por mis arterias hasta llegar a todos los rincones de mi cuerpo y formen un nuevo yo.

Que cada día escuche el evangelio, tus palabras, como el perrillo hambriento debajo de la mesa que espera recibir las migajas. Con avidez, con deseo, con conciencia de que son palabras de Dios. Palabras con poder de transformarme. No voy a analizarlas y juzgarlas. Voy a beberlas. Para que me den vida eterna. Para que me transformen. Para que las palabras de Dios sean los cimientos de mi vida.

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