Lc 11,47-54

En aquel tiempo, el Señor dijo: «¡Ay de vosotros, porque edificáis los sepulcros de los profetas que vuestros padres mataron! Por tanto, sois testigos y estáis de acuerdo con las obras de vuestros padres; porque ellos los mataron y vosotros edificáis sus sepulcros. Por eso dijo la Sabiduría de Dios: ‘Les enviaré profetas y apóstoles, y a algunos los matarán y perseguirán’, para que se pidan cuentas a esta generación de la sangre de todos los profetas derramada desde la creación del mundo, desde la sangre de Abel hasta la sangre de Zacarías, el que pereció entre el altar y el Santuario. Sí, os aseguro que se pedirán cuentas a esta generación. ¡Ay de vosotros, los legistas, que os habéis llevado la llave de la ciencia! No entrasteis vosotros, y a los que están entrando se lo habéis impedido».

Y cuando salió de allí, comenzaron los escribas y fariseos a acosarle implacablemente y hacerle hablar de muchas cosas, buscando, con insidias, cazar alguna palabra de su boca.

Palabras

Hola!
Aquí estoy. Quiero decirte Jesús que me parece Increíble cada palabra que sale de tu boca. Tengo como la impresión de que todas tus palabras tiene un único fin. No dices un día palabras para una cosa y otro día palabras para otra cosa. Todas tus palabras tienen el mismo sentido y la misma finalidad. Todo el que te escucha puede llegar a la misma conclusión. Todas tus palabras Jesús nos dicen lo mismo. Y todas tus palabras nos dicen lo mismo que tus actos. Por eso Jesús hoy me pregunto lo que quieres decir con estas palabras tan fuertes.

Yo me imagino a una multitud rodeándote con una incomprensión total, con un deseo de comprender todo lo que dices y sin embargo Jesús reconozco que yo hoy tras leer todo esto no entiendo nada de lo que dices, no comprendo por qué dices todo eso ¿cuál es el problema? ¿Que pasa con los sepulcros? ¿Por qué quieren cazar palabras de tu boca después de escuchar estas palabras? Pero ¿si todas tus palabras son verdad y todas ellas llevan a un único fin por qué buscan hacerte daño?

Bueno pues yo Jesús, solo quiero decirte que aquí estoy, que no quiero vivir de una forma y hablar de otra, que quiero vivir siendo libre, que quiero que en mi vida todo sea verdad y que me creo todo lo que tus palabras afirman.
Gracias por amarme tanto. ¡Que tengas un buen día Jesús!

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