Jueves, 11 de Febrero de 2021

10/02/2021 6 min
Jueves, 11 de Febrero de 2021

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Síntesis del Episodio

Marcos 7,24-30
En aquel tiempo, Jesús fue a la región de Tiro. Entró en una casa, procurando pasar desapercibido, pero no logró ocultarse. Una mujer que tenía una hija poseída por un espíritu impuro se enteró en seguida, fue a buscarlo y se le echó a los pies. La mujer era pagana, una fenicia de Siria, y le rogaba que echase el demonio de su hija. Él le dijo: «Deja que se sacien primero los hijos. No está bien tomar el pan de los hijos y echárselo a los perrillos.»
Pero ella replicó: «Señor, pero también los perros, debajo de la mesa, comen las migajas que tiran los niños.» Él le contestó: «Anda, vete, que, por eso que has dicho, el demonio ha salido de tu hija.» Al llegar a su casa, se encontró a la niña echada en la cama: el demonio se había marchado.

Corazón de Padre

Hola Padre,
Hoy he conocido a tu Hijo, a Jesús. Me había llegado el rumor de que estaba en el pueblo. Y la vecina me ha dicho que si, que ella le había visto, que estaba escondido en la última casa del camino que baja a Jerusalén. Yo no sabía si era cierto pero si había alguna posibilidad quería comprobarlo. Ya son muchos años con la niña enferma. Hay días que me desespero y quiero acabar con todo. Tiene continuas crisis, se vuelve como loca, se agita... es rarísimo... y reconozco que me da miedo. Mi niña... era tan tierna y sonriente cuando era un bebé. Ahora me asusta, mi propia hija me da miedo. El sacerdote de Zeus dice que está endemoniada. Yo creo que es verdad.

Así que me fui a buscarle. Y lo encontré. Estaba comiendo con la familia de la casa. Desde fuera se escuchaban risas, todo parecía demasiado normal. Lo vi. Demasiado humano. No había nada que hiciera pensar que era tu Hijo. Aún así me arroje a sus pies para suplicarle por la niña: era mi única oportunidad. Pero él se negó... Me explicó que primero tenía que ir a los judíos y después sus discípulos irían a todos los demás pueblos. Yo había escuchado eso de un rabino que pasó por el pueblo hace años. Conocía esa profecía de los judíos. Pero no me pensaba ir sin conseguir su ayuda. Volví a suplicar: ¡tenía que ayudarme! ¡Sólo él podía! ¡Necesitaba recuperar a mi niña! Me humillé, me comparé con un perrillo, ¡sólo el podía sanarla! ... Y lo hizo... acabo de llegar a casa: Lidia, mi niña, está sanísima. Hacia años que no tenía esa sonrisa.

Es increíble. Cuando estaba con Jesús por un momento pensé que no iba a ayudarme, pensé que me dejaría tirada. Pero hoy he aprendido mucho de ti Padre. He aprendido que eres muuuy Padre. Si una hija tuya va a ti, te pide, vuelve a pedir, no se cansa, reza con insistencia, con humildad, si vuelve a insistir... no puedes resistirte. Dan igual las profecías, da igual que lo natural sea que empieces poco a poco con los judíos antes de ir a todos: da igual. Te dejas ganar el corazón. Una hija tuya, humilde, va a pedirte, y no puedes resistirte. Eres muy Padre. Nos vas a malcriar. Me encanta. Somos unos mimados. Gracias Padre.