Domingo,10 de abril de 2022

10/04/2022 5 min
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Síntesis del Episodio

Domingo de Ramos

Pasión de nuestro Señor Jesucristo según san Lucas (22,14–23,56): En aquel tiempo, los ancianos del pueblo, con los jefes de los sacerdotes y los escribas llevaron a Jesús a presencia de Pilato. «No encuentro ninguna culpa en este hombre.»  Y se pusieron a acusarlo diciendo. «Hemos encontrado que este anda amotinando a nuestra nación, y oponiéndose a que se paguen tributos al César, y diciendo que él es el Mesías rey». Pilatos le preguntó: «¿Eres tú el rey de los judíos?». El le responde: «Tú lo dices». Pilato dijo a los sumos sacerdotes y a la gente: «No encuentro ninguna culpa en este hombre». Toda la muchedumbre que había concurrido a este espectáculo, al ver las cosas que habían ocurrido, se volvía dándose golpes de pecho. Todos sus conocidos y las mujeres que lo habían seguido desde Galilea se mantenían a distancia, viendo todo esto. Pero ellos insitían con más fuerza, diciendo: «Solivianta al pueblo enseñando por toda Judea, desde que comenzó en Galilea hasta llegar aquí». Pilato, al oírlo, preguntó si el hombre era galileo; y, al enterarse de que era de la jurisdicción de Herodes, que estaba precisamente en Jerusalén por aquellos días, se lo remitió.

Empieza Jesús, empieza la semana que da sentido a todo.

Hoy mismo entras en Jerusalén, montado en un burro. Hay mucho ruido en la calle. "Hosanna!" Gritan unos. "Bendito el que viene en el nombre del señor!" Gritan otros.  Ahí vas Tú, feliz de ver tantas caras conocidas. Ahí está el leproso que curaste. Subido a ese árbol esta el ciego que le devolviste la vista. Y en mitad de todos, sin llamar la atención, como siempre, ahí está María.

Cuando la miras y ella te mira a Ti, ese segundo es una eternidad. Los gritos se apagan y no oyes nada, parece que el burro para y que toda la muchedumbre desaparece para que esa mirada de madre e hijo no acabe nunca.

¿Qué viste en esos ojos, Jesús?  El orgullo de una madre por su hijo, el cariño de la persona que te enseñó a andar y te ve ahora entrar en Jerusalén, la humildad de la esclava del señor que una vez dijo "sí" y a partir de ese momento dedicó toda su vida a hacer la voluntad de Tu Padre y ahora ve a su hijo ser alabado por cientos de personas.

Todo eso, y algo más.  Porque algo sabía, ¿no es así? Te conocía como nadie, así que ella se intuía que algo iba a venir. No sé si le contaste algo o no, pero María llevaba guardando en su corazón todo lo que hacías desde hace tiempo.

Esa entrada en Jerusalén, ese burro, esos discípulos elegidos, cada palabra que dices, cada gesto que haces... todo tiene un sentido que María guardaba esperando entender.

No tengo la sensibilidad de María. No tengo ese corazón, pero sí tengo el deseo de vivir esta semana santa a su lado, Jesús.  Ayúdame a acompañarla en Jerusalén, en la última cena, en la pasión, en el sepulcro, a su lado mirarte y acompañarte los dos juntos.