Mt 28, 16-20. En aquel tiempo, los once discípulos se fueron a Galilea, al monte que Jesús les había indicado. Al verlo, ellos se postraron, pero algunos vacilaban. Acercándose a ellos, Jesús les dijo: «Se me ha dado pleno poder en el cielo y en la tierra. Id y haced discípulos de todos los pueblos, bautizándolos en el nombre del Padre y del Hijo y del Espíritu Santo; y enseñándoles a guardar todo lo que os he mandado. Y sabed que yo estoy con vosotros todos los días, hasta el fin.

Estás conmigo

Ya toca.

Acabamos la Pascua la semana pasada, y ya toca llevarte a todos lados. Y qué quieres que te diga Jesús, menos mal que hoy me dices esto, porque no sé qué voy a hacer.

Tengo muchos propósitos, unas ganas locas de llevarte que no me cabe dentro, pero soy humano. Entramos en junio, y ya tengo la cabeza en vacaciones, en que acabe estos meses de recuperaciones, de trabajar con calor...  soy yo Jesús.  No doy para más.

Así que gracias, gracias por decirme hoy que Tú estás conmigo todos los días, hasta el fin. Hoy, mañana, al levantarme, al acostarme, al trabajar, al rezar, al enfadarme, al sonreír.  Estás a mi lado, no estoy solo. Te tengo a Ti a mi lado.

Si todo dependiera de mí... estaríamos perdidos. Pero no depende de mí, porque es Tuyo.  Recuérdamelo todos esos momentos de oscuridad Jesús. Cuando no te vea, cuando sienta que tus planes me vienen grandes, cuando no vea salida a mis faltas de amor... recuérdame que Tú estás conmigo, todos los días, hasta el fin.

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