Jn 10, 11-18: En aquel tiempo, dijo Jesús: «Yo soy el buen Pastor. El buen pastor da su vida por las ovejas; el asalariado, que no es pastor ni dueño de las ovejas, ve venir al lobo, abandona las ovejas y huye; y el lobo las roba y las dispersa; y es que a un asalariado no le importan las ovejas. Yo soy el buen Pastor, que conozco a las mías, y las mías me conocen, igual que el Padre me conoce, y yo conozco al Padre; yo doy mi vida por las ovejas. Tengo, además, otras ovejas que no son de este redil; también a esas las tengo que traer, y escucharán mi voz, y habrá un solo rebaño, un solo Pastor. Por esto me ama el Padre, porque yo entrego mi vida para poder recuperarla. Nadie me la quita, sino que yo la entrego libremente. Tengo poder para entregarla y tengo poder para recuperarla: este mandato he recibido de mi Padre».

Quién eres

Hola Jesús, me encanta esto que acabo de leer. ¿Y sabes por qué? Porque hablas de Ti. Porque hoy no va de enseñar, curar, hacer milagros o echar broncas. Hoy es solamente sobre Ti.

Y me lo imagino. Tú con los 12, debajo de un árbol después de comer. Les has hablado durante todo el día del Padre, has estado hablando con unos publicanos y te has reído con ellos... has hecho muchas cosas hoy. Y alguno suelta la pregunta, "oye Jesús, el Padre es el Padre, ¿pero Tú quién eres?"

Conocerte es tan fácil como preguntar, y tantas veces se me olvida preguntar...

Si de verdad quiero querer como Tú, preguntarte delante de un sagrario cómo quieres. Si de verdad quiero saber quién eres, preguntar como si no te conociera, quién eres. Fuera mis ideas, dibujos, y dioses imaginarios que me he montado en mi cabeza. Olvidarme del dios que he construido y me encaja.

Olvidarme y preguntarte, quién eres.

Quién sabe, quizás así empiezo a entender cómo un buen pastor quiere a cada oveja como la que más, por qué quiere ampliar su redil, y qué significa poder entregar la vida para así recuperarla.

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