Lucas (6,27-38):  En aquel tiempo, dijo Jesús a sus discípulos: «A los que me escucháis os digo: Amad a vuestros enemigos, haced el bien a los que os odian, bendecid a los que os maldicen, orad por los que os injurian. Al que te pegue en una mejilla, preséntale la otra; al que te quite la capa, déjale también la túnica. A quien te pide, dale; al que se lleve lo tuyo, no se lo reclames. Tratad a los demás como queréis que ellos os traten. Pues, si amáis sólo a los que os aman, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores aman a los que los aman. Y si hacéis bien sólo a los que os hacen bien, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores lo hacen. Y si prestáis sólo cuando esperáis cobrar, ¿qué mérito tenéis? También los pecadores prestan a otros pecadores, con intención de cobrárselo. ¡No! Amad a vuestros enemigos, haced el bien y prestad sin esperar nada; tendréis un gran premio y seréis hijos del Altísimo, que es bueno con los malvados y desagradecidos. Sed compasivos como vuestro Padre es compasivo; no juzguéis, y no seréis juzgados; no condenéis, y no seréis condenados; perdonad, y seréis perdonados; dad, y se os dará: os verterán una medida generosa, colmada, remecida, rebosante. La medida que uséis, la usarán con vosotros.»

Hola Jesús,

Hoy es 20 de febrero.  No sé qué día fue el que dijiste esto, pero tuvo que ser bastante divertido.

"A los que me escucháis os digo". Quedaste con tus discípulos. Esos que te llamaban Maestro, te seguían, te preguntaban tantas veces qué debían hacer. Te imagino yendo con Pedro al sitio donde habías quedado. Él te preguntaría algo como: "Oye, ¿qué nos vas a decir hoy? Dame un adelanto". Y Tú le dirías que esperara.  Te imagino riéndote por dentro pensando la cara que iban a poner todos cuando les dijeras que amaran a los que les odian, que rezaran por quienes les critican y persiguen, que pongan la otra mejilla.

Y ahí estás Tú, con todos tus discípulos. Y les sueltas la bomba. Las bienaventuranzas cuesta entenderlas, pero ya esto de prestar sin esperar nada a cambio y dar el brazo a quien te coge la mano... Algunos de tus discípulos llevarían poco tiempo contigo y pensarían de qué vas.

"Pero este qué quiere, ¿que seamos los más tontos de entre los tontos? Que nos insulten y no respondamos, que demos y no recibamos nada a cambio, ¿que queramos a los que nos odian? Anda ya. A este se le ha ido la cabeza. Así pocos le van a seguir..."

No estuve allí, pero no me cuesta imaginar que alguno se levantara y se fuera. No ganaste muchos amigos ese día
¿No es así, Jesús?

Pero claro, Tú no quieres muchos amigos. No quieres tener muchos seguidores. Quieres querer a todos. Quieres que cada persona intuya cómo es Tu amor. Tal vez por eso se lo dijiste solamente a tus discípulos. Ellos, quienes han visto lo que es un amor sin medida, un dar hasta desgastarse sin pedir nada a cambio. Ellos te vieron. A ellos se lo pediste.

La verdad que bien pensado Jesús. Porque si los que "te escuchamos" quisiéramos como Tú nos dices, tal vez no tendrías muchos, pero tal vez así todo el mundo te conocería iera lo que es Amar sin medida y dejarse de historias.

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