Escuchar "Domingo, 17 de julio de 2022"
Síntesis del Episodio
Lucas (10, 38-42):
En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada junto a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Marta, en cambio, andaba muy afanada con los muchos servicios; hasta que, acercándose, dijo:
«Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me eche una mano».
Respondiendo, le dijo el Señor:
«Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria. María, pues, ha escogido la parte mejor, y no le será quitada».
Un corazón entregado
Lucas, querido Lucas, gracias. Te imagino escribiendo todo mientras nuestra madre te redacta, o Juan o Pedro, contándote anécdotas y tú escribiendo, escribiendo todo.
Pero hoy, hoy es distinto, te veo ahí, mirando fijamente a Pedro mientras te cuenta. Él estaba de pie, en un ladito del salón, viendo a María sentada en el suelo, como cuando en las HS se sientan delante, pues igual. Así estaba, adorando, escuchando, recibiendo la Palabra viva. Y a Jesús, tan feliz, lleno de misericordia y paz. Ojalá, tener esa simplicidad de María. Verte Jesús y sin titubear, al suelo para escuchar. Pero la verdad es que no paro, Marta, soy como tú. Todos los días con mil historias, olvidándome de lo importante, con otras prioridades. Agitada, inquieta, buscando paz donde no la hay, buscando paz, donde no la hay. Y es entonces cuando me miras Jesús, y me atraviesas, "solo una cosa es necesaria". Lucas, libreta en mano, escucha atentamente a Pedro. Ojo avizor, consciente de que Jesús hoy nos daría un poco de luz a todos, él sigue escribiendo. Con que solo una cosa es necesaria y que esa cosa, a María no le será quitada, resuena esto en mi interior:
Nada te turbe, nada te espante todo se pasa,
Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza,
quien a Dios tiene nada le falta sólo Dios basta
Me imagino la cara de Marta/ mi cara. Cruzando vuestras miradas /nuestras miradas, un click en el corazón, bastó un segundo para entregártelo. Ahí está ella, sonriendo y sonrojada / y aquí estoy yo, sonriendo y sonrojada/ ella dejando el agua en la mesa, que es lo que esta vez traía en la mano. La deja en el centro, mira a María, ésta le alarga la mano con unos ojos llenos de Vida, ella se le agarra fuerte y se sienta a su lado. Las dos juntas, escuchan tú Palabra. / Y yo, aquí estoy, aprendiendo a sentarme y escuchar tú Palabra.
Porque, a ti Señor, elevo mi alma. Porque sin Dios no se puede vivir. Porque somos frágiles, y no sabemos ni el día ni la hora, pero el cielo está lleno tí, ahí arriba tiene que haber buenas vistas, gracias por la vida, gracias por todo y por todos y hoy en concreto, gracias por todos los grupos de Hakuna, que aquí estamos todos por todos, siempre, una cantante más está ahí arriba la que habéis liado, no vais a dejar de bailar. Qué grande es nuestro Dios, dependiente de que su propia creación le quiera.
Y de nuevo, te escucho que estamos en camino, que solo una cosa es necesaria, que si queremos, nos quedamos con la mejor parte. Así que, esté dónde esté, haga la que haga, estaré en Tú presencia y postrada ante tí, te adoraré, mi querido Dios.
En aquel tiempo, entró Jesús en una aldea, y una mujer llamada Marta lo recibió en su casa.
Esta tenía una hermana llamada María, que, sentada junto a los pies del Señor, escuchaba su palabra.
Marta, en cambio, andaba muy afanada con los muchos servicios; hasta que, acercándose, dijo:
«Señor, ¿no te importa que mi hermana me haya dejado sola para servir? Dile que me eche una mano».
Respondiendo, le dijo el Señor:
«Marta, Marta, andas inquieta y preocupada con muchas cosas; solo una es necesaria. María, pues, ha escogido la parte mejor, y no le será quitada».
Un corazón entregado
Lucas, querido Lucas, gracias. Te imagino escribiendo todo mientras nuestra madre te redacta, o Juan o Pedro, contándote anécdotas y tú escribiendo, escribiendo todo.
Pero hoy, hoy es distinto, te veo ahí, mirando fijamente a Pedro mientras te cuenta. Él estaba de pie, en un ladito del salón, viendo a María sentada en el suelo, como cuando en las HS se sientan delante, pues igual. Así estaba, adorando, escuchando, recibiendo la Palabra viva. Y a Jesús, tan feliz, lleno de misericordia y paz. Ojalá, tener esa simplicidad de María. Verte Jesús y sin titubear, al suelo para escuchar. Pero la verdad es que no paro, Marta, soy como tú. Todos los días con mil historias, olvidándome de lo importante, con otras prioridades. Agitada, inquieta, buscando paz donde no la hay, buscando paz, donde no la hay. Y es entonces cuando me miras Jesús, y me atraviesas, "solo una cosa es necesaria". Lucas, libreta en mano, escucha atentamente a Pedro. Ojo avizor, consciente de que Jesús hoy nos daría un poco de luz a todos, él sigue escribiendo. Con que solo una cosa es necesaria y que esa cosa, a María no le será quitada, resuena esto en mi interior:
Nada te turbe, nada te espante todo se pasa,
Dios no se muda, la paciencia todo lo alcanza,
quien a Dios tiene nada le falta sólo Dios basta
Me imagino la cara de Marta/ mi cara. Cruzando vuestras miradas /nuestras miradas, un click en el corazón, bastó un segundo para entregártelo. Ahí está ella, sonriendo y sonrojada / y aquí estoy yo, sonriendo y sonrojada/ ella dejando el agua en la mesa, que es lo que esta vez traía en la mano. La deja en el centro, mira a María, ésta le alarga la mano con unos ojos llenos de Vida, ella se le agarra fuerte y se sienta a su lado. Las dos juntas, escuchan tú Palabra. / Y yo, aquí estoy, aprendiendo a sentarme y escuchar tú Palabra.
Porque, a ti Señor, elevo mi alma. Porque sin Dios no se puede vivir. Porque somos frágiles, y no sabemos ni el día ni la hora, pero el cielo está lleno tí, ahí arriba tiene que haber buenas vistas, gracias por la vida, gracias por todo y por todos y hoy en concreto, gracias por todos los grupos de Hakuna, que aquí estamos todos por todos, siempre, una cantante más está ahí arriba la que habéis liado, no vais a dejar de bailar. Qué grande es nuestro Dios, dependiente de que su propia creación le quiera.
Y de nuevo, te escucho que estamos en camino, que solo una cosa es necesaria, que si queremos, nos quedamos con la mejor parte. Así que, esté dónde esté, haga la que haga, estaré en Tú presencia y postrada ante tí, te adoraré, mi querido Dios.
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