Domingo, 14 de julio de 2024

14/07/2024 4 min
Domingo, 14 de julio de 2024

Escuchar "Domingo, 14 de julio de 2024"

Síntesis del Episodio

Mc 6, 7-13 • Los fue enviando

En aquel tiempo, Jesús llamó a los Doce y los fue enviando de dos en dos, dándoles autoridad sobre los espíritus inmundos. Les encargó que llevaran para el camino un bastón y nada más, pero ni pan, ni alforja, ni dinero suelto en la faja; que llevasen sandalias, pero no una túnica de repuesto.
Y decía: «Quedaos en la casa donde entréis, hasta que os vayáis de aquel sitio. Y si un lugar no os recibe ni os escucha, al marcharos sacudíos el polvo de los pies, en testimonio contra ellos».
Ellos salieron a predicar la conversión, echaban muchos demonios, ungían con aceite a muchos enfermos y los curaban.


--------

Aquel día no entendí el por qué de tu envío, Rabbí. Si te hemos visto curar a centenares de enfermos, expulsar demonios y predicar ante gentiles y fariseos, ¿por qué nos pediste que hiciésemos lo mismo? ¡Si Tú no nos necesitas para esto! Lo haces todo gracias a la autoridad que te confiere tu Padre, pero, ¿yo? ¿Qué iba a hacer yo?

Me quedé atónito al escuchar tu petición: ¿que yo también iba a hacer todas esas cosas? No podía ser posible. Pero, ¡si yo no soy nadie! Ninguno de nosotros es tan bueno como Tú, y lo digo en todos los sentidos, pero sobre todo en cuanto a la capacidad para amar. Porque, sí; Tú transformas corazones con esos milagros, pero ante todo, lo que de verdad impacta y cambia, es tu Amor.

Entonces, no solo nos enviaste con nuestras pobrezas y miserias interiores, sino que también nos dijiste que fuésemos con las manos vacías. Sin nada que llevarnos a la boca durante el camino. Nada, nada. Así nos íbamos a visitar a los más pobres, a los que Tú más amas, vacíos de nosotros mismos y de todo.

Y Señor mío, te doy las gracias por este envío. No sé cómo, pero todo está saliendo bien. Hay días y días, pero ante todo, no nos falta el espíritu. No sabes cuántos están empezando a bendecir tu Nombre. Todos quieren conocerte.

De verdad que yo no creía que fuera capaz de hacer todas estas cosas, pero Tú sí creías en mí. Tú confiabas en mí. Tú me sacaste de mi comodidad, de mis seguridades —una vez más—.

Hemos encontrado en esa pobreza material y de espíritu que no nos hace falta nada más que hacerlo todo en tu Nombre y por tu causa. Solo así la pobreza se convierte en riqueza; una riqueza desbordante.

Y así seguiremos, Rabbí. Hasta que Tú lo mandes. No dejaremos de sanar esos corazones «con la pobreza del que va».