EL GLORIOSO atributo de la fidelidad divina es como una habitación de seguridad para el pueblo de Dios en tiempos de sufrimientos y peligros. En este atributo está nuestra seguridad y nuestro descanso en medio de las confusiones del mundo y las decepciones que nos desconciertan a diario, en medio de la vanidad y la falsedad del hombre. En cuanto a las criaturas, aun las mejores entre ellas no son más que vanidad, sí, vanidad de vanidades, la vanidad más vana ( Ecl. 1:2). “Ciertamente es completa vanidad todo hombre que vive” (Sal. 39:5). Sí, aquellos de quienes más esperamos nos causan los mayores problemas (Mic. 7:5). Qué misericordia tan grande es, entonces, tener un refugio en la fidelidad de Dios (Mic. 7:7). “Yo empero a Jehová esperaré, esperaré al Dios de mi salvacion: el Dios mío me oirá.” Puede llegar el momento cuando usted no sepa en qué confiar en este mundo. Por lo tanto, permítame abrirle a usted este lugar de descanso en la fidelidad de Dios para tal momento, y lo haré bajo dos consideraciones. La fidelidad de Dios I. Es absoluta en cuanto a su propia naturaleza. II. Es relativa en cuanto a las promesas y providencias de Dios.

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