Escuchar "Por mi culpa, por mi culpa..."
Síntesis del Episodio
“Yo confieso ante Dios Todopoderoso, y ante ustedes hermanos que he pecado mucho de pensamiento, palabra, obra y omisión. Por mi culpa, por mi culpa, por mi gran culpa”
Estas palabras forman parte de una de las oraciones más comunes de la iglesia romana. Esta oración es repetida a lo largo de toda Latinoamérica cada vez que hay misa. Es una oración conocida como “yo pecador” y podríamos repetir esta oración todos los cristianos si no fuera porque la segunda parte de ella es una invocación a María, a los santos y a los ángeles como si fueran intercesores. Nosotros sabemos que el único intercesor, el MEDIADOR entre Dios y los hombres es Jesucristo, Hijo de Dios y que fuera de él no hay otro mediador. Sin embargo las primeras palabras de esta oración son correctas y debiera ser con esta actitud, en verdadera convicción de pecado, que cada cristiano debiera buscar el perdón de Dios en los méritos de Cristo Jesús.
Es muy interesante notar que en cada culto cristiano e incluso en cada misa católica hay un momento para confesar pecados, una oportunidad para que el congregante haga un ejercicio de auto análisis y se declare pecador ante Dios – No es sorpresa, ya que gran parte de la vida cristiana y de la liturgia de la iglesia de Cristo consiste en reconocer que somos pecadores necesitados y dependientes de la Gracia de Dios.
La convicción de pecado y el arrepentimiento es esencial al cristianismo. Sólo quienes se ven pecadores vienen a Cristo; sólo los que se ven necesitados de gracia acuden a él. Precisamente es Jesús el que dice que no vino llamar a justos sino a pecadores al arrepentimiento - podríamos incluso decir que el cristianismo es una religión de arrepentimiento – es una fe para pecadores que se ven carentes de mérito y necesitados de misericordia y de perdón.
El Salmo 51 es de los siete salmos de penitencia (6, 32, 38, 51, 102, 130, 143) sin duda el más y con el que más estamos familiarizados. Este salmo nos muestra la dinámica del arrepentimiento, cómo somos llevados de la convicción de pecado a la búsqueda de perdón en Jesús.
Podemos resumir la dinámica de la penitencia en 4 sencillas afirmaciones:
{1} Nadie se puede esconder de Dios
{2} Todos tenemos el mismo problema
{3} Nunca serán suficientes las apariencias
{4} Siempre hay misericordia para los arrepentidos
“Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones” - Salmo 51:1
Estas palabras forman parte de una de las oraciones más comunes de la iglesia romana. Esta oración es repetida a lo largo de toda Latinoamérica cada vez que hay misa. Es una oración conocida como “yo pecador” y podríamos repetir esta oración todos los cristianos si no fuera porque la segunda parte de ella es una invocación a María, a los santos y a los ángeles como si fueran intercesores. Nosotros sabemos que el único intercesor, el MEDIADOR entre Dios y los hombres es Jesucristo, Hijo de Dios y que fuera de él no hay otro mediador. Sin embargo las primeras palabras de esta oración son correctas y debiera ser con esta actitud, en verdadera convicción de pecado, que cada cristiano debiera buscar el perdón de Dios en los méritos de Cristo Jesús.
Es muy interesante notar que en cada culto cristiano e incluso en cada misa católica hay un momento para confesar pecados, una oportunidad para que el congregante haga un ejercicio de auto análisis y se declare pecador ante Dios – No es sorpresa, ya que gran parte de la vida cristiana y de la liturgia de la iglesia de Cristo consiste en reconocer que somos pecadores necesitados y dependientes de la Gracia de Dios.
La convicción de pecado y el arrepentimiento es esencial al cristianismo. Sólo quienes se ven pecadores vienen a Cristo; sólo los que se ven necesitados de gracia acuden a él. Precisamente es Jesús el que dice que no vino llamar a justos sino a pecadores al arrepentimiento - podríamos incluso decir que el cristianismo es una religión de arrepentimiento – es una fe para pecadores que se ven carentes de mérito y necesitados de misericordia y de perdón.
El Salmo 51 es de los siete salmos de penitencia (6, 32, 38, 51, 102, 130, 143) sin duda el más y con el que más estamos familiarizados. Este salmo nos muestra la dinámica del arrepentimiento, cómo somos llevados de la convicción de pecado a la búsqueda de perdón en Jesús.
Podemos resumir la dinámica de la penitencia en 4 sencillas afirmaciones:
{1} Nadie se puede esconder de Dios
{2} Todos tenemos el mismo problema
{3} Nunca serán suficientes las apariencias
{4} Siempre hay misericordia para los arrepentidos
“Ten piedad de mí, oh Dios, conforme a tu misericordia; Conforme a la multitud de tus piedades borra mis rebeliones” - Salmo 51:1
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