Escuchar "LA LUCHA QUE NOS UNE"
Síntesis del Episodio
El pasaje de Romanos 13:12-14 nos invita a considerar la vida cristiana como una batalla espiritual en la que la iglesia está activamente involucrada. La metáfora del apóstol Pablo, que nos insta a desechar las obras de las tinieblas y vestirnos de las armas de la luz, ilustra una realidad presente para los creyentes: la vida cristiana es una lucha constante contra el pecado y la tentación. Sin embargo, esta lucha no se libra ni se gana en nuestras propias fuerzas, sino por la gracia de Dios y en la comunión con Jesucristo.
En este contexto, Pablo destaca cinco áreas clave en las que la iglesia y el creyente deben pelear y perseverar para caminar en santidad y ser victoriosos en esta lucha: diligencia, sobriedad, castidad, abstinencia, y dependencia de Cristo. A continuación, exploramos cómo se pelea y gana esta batalla espiritual en cada una de estas áreas.
1. DILIGENCIA: "La noche está avanzada y se acerca el día" (v. 12)
La iglesia pelea esta batalla entendiendo que no hay tiempo que perder. La llamada es a actuar con prontitud: desechar las obras de las tinieblas y vestirnos de las armas de la luz. La diligencia en este contexto es más que disciplina; es un llamado a la acción inmediata y decidida, sabiendo que el tiempo es corto y que cada momento cuenta para la eternidad.
2. SOBRIEDAD: "No en glotonerías y borracheras" (v. 13)
La sobriedad es otro aspecto esencial de la lucha cristiana. Pablo menciona que debemos andar “no en glotonerías y borracheras”, lo que simboliza el autocontrol y la moderación en todas las áreas de la vida. La sobriedad va más allá de evitar el exceso en el consumo de comida o bebida; es un estado de alerta espiritual que nos permite discernir entre lo bueno y lo malo, y actuar conforme a la voluntad de Dios.
3. CASTIDAD: "No en lujurias y lascivias" (v. 13)
La castidad es esencial en la lucha contra el pecado sexual. Pablo exhorta a los creyentes a vivir "no en lujurias y lascivias", lo cual se refiere a una pureza de vida que rechaza toda forma de inmoralidad sexual. La castidad, tanto para los solteros como para los casados, es un reflejo del carácter santo de Dios y una evidencia de la transformación que Cristo trae a nuestras vidas.
4. ABSTINENCIA: "No proveáis para los deseos de la carne" (v. 14)
La abstinencia aquí se refiere a rechazar los deseos desordenados de la carne, es decir, las inclinaciones pecaminosas que buscan gratificación inmediata y egoísta. Pablo exhorta a los creyentes a no proveer para los deseos de la carne, lo que implica una renuncia consciente y continua de los impulsos carnales que nos alejan de Dios.
5. DEPENDENCIA de Cristo: "Vestíos del Señor Jesucristo" (v. 14)
La clave para ganar esta lucha es nuestra dependencia de Cristo. Pablo concluye este pasaje con un poderoso llamado: "vestíos del Señor Jesucristo". Este es el fundamento de toda perseverancia: no podemos ganar la batalla espiritual en nuestras propias fuerzas, sino solo a través de la obra de Cristo en nosotros. Vestirse de Cristo significa abrazar su justicia, caminar en su luz y confiar en su poder para vencer el pecado.
NO DEJEMOS DE LUCHAR
La iglesia pelea y gana esta batalla mediante la diligencia, la sobriedad, la castidad, la abstinencia y, sobre todo, confiando en Cristo, quien ha vencido al pecado y a la muerte. Al caminar en la luz de su gracia y poder, la iglesia se mantiene firme en su lucha hasta que llegue el día final en que veremos plenamente la victoria en Cristo.
En este contexto, Pablo destaca cinco áreas clave en las que la iglesia y el creyente deben pelear y perseverar para caminar en santidad y ser victoriosos en esta lucha: diligencia, sobriedad, castidad, abstinencia, y dependencia de Cristo. A continuación, exploramos cómo se pelea y gana esta batalla espiritual en cada una de estas áreas.
1. DILIGENCIA: "La noche está avanzada y se acerca el día" (v. 12)
La iglesia pelea esta batalla entendiendo que no hay tiempo que perder. La llamada es a actuar con prontitud: desechar las obras de las tinieblas y vestirnos de las armas de la luz. La diligencia en este contexto es más que disciplina; es un llamado a la acción inmediata y decidida, sabiendo que el tiempo es corto y que cada momento cuenta para la eternidad.
2. SOBRIEDAD: "No en glotonerías y borracheras" (v. 13)
La sobriedad es otro aspecto esencial de la lucha cristiana. Pablo menciona que debemos andar “no en glotonerías y borracheras”, lo que simboliza el autocontrol y la moderación en todas las áreas de la vida. La sobriedad va más allá de evitar el exceso en el consumo de comida o bebida; es un estado de alerta espiritual que nos permite discernir entre lo bueno y lo malo, y actuar conforme a la voluntad de Dios.
3. CASTIDAD: "No en lujurias y lascivias" (v. 13)
La castidad es esencial en la lucha contra el pecado sexual. Pablo exhorta a los creyentes a vivir "no en lujurias y lascivias", lo cual se refiere a una pureza de vida que rechaza toda forma de inmoralidad sexual. La castidad, tanto para los solteros como para los casados, es un reflejo del carácter santo de Dios y una evidencia de la transformación que Cristo trae a nuestras vidas.
4. ABSTINENCIA: "No proveáis para los deseos de la carne" (v. 14)
La abstinencia aquí se refiere a rechazar los deseos desordenados de la carne, es decir, las inclinaciones pecaminosas que buscan gratificación inmediata y egoísta. Pablo exhorta a los creyentes a no proveer para los deseos de la carne, lo que implica una renuncia consciente y continua de los impulsos carnales que nos alejan de Dios.
5. DEPENDENCIA de Cristo: "Vestíos del Señor Jesucristo" (v. 14)
La clave para ganar esta lucha es nuestra dependencia de Cristo. Pablo concluye este pasaje con un poderoso llamado: "vestíos del Señor Jesucristo". Este es el fundamento de toda perseverancia: no podemos ganar la batalla espiritual en nuestras propias fuerzas, sino solo a través de la obra de Cristo en nosotros. Vestirse de Cristo significa abrazar su justicia, caminar en su luz y confiar en su poder para vencer el pecado.
NO DEJEMOS DE LUCHAR
La iglesia pelea y gana esta batalla mediante la diligencia, la sobriedad, la castidad, la abstinencia y, sobre todo, confiando en Cristo, quien ha vencido al pecado y a la muerte. Al caminar en la luz de su gracia y poder, la iglesia se mantiene firme en su lucha hasta que llegue el día final en que veremos plenamente la victoria en Cristo.
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