La forma en que ejercemos el gasto familiar evidencia nuestra lista de prioridades - y es un asunto profundamente espiritual. 
El uso que damos al dinero y a los bienes materiales expone nuestra avaricia o nuestro contentamiento; refleja nuestro dominio propio o nuestra indisciplina - revela nuestra sabiduría o nuestra necedad - nos guía a una mayor devoción a Cristo o a una dependencia idolátrica de lo material.
¿Cuántas familias no hay en que se gasta lo que no se tiene, se compra lo que no se necesita y de despilfarra lo que no sobra?
Muchos hogares se encuentran en bancarrota; viviendo en un ciclo de endeudamiento y precariedad como consecuencia de una mala administración.

Necesitamos proceder con determinación para sacar este tremendo problema de nuestra casa; {1} Ahorrando con disciplina, {2} gastando con sabiduría, {3} ajustándonos a nuestro presupuesto y {4} ejercitando el contentamiento.

Honra a Jehová con tus bienes, (Pro.3:9)
Más vale un puño lleno con descanso, que ambos puños llenos con trabajo y aflicción de espíritu. (Ecl.4:6)
Los bienes que se adquieren de prisa al principio, No serán al final bendecidos. (Pro.20:21)
Sobre todas tus posesiones adquiere inteligencia. (Pro.4:7)

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