Ayer ya paso y por mucho que deseamos recuperar lo vivido será imposible.
Solo quedan los buenos recuerdos, y la esperanza que se fue sin avisar.
Cada día, debe contar como el ultimo, pues, solo Dios sabe si llegaremos a
mañana.
El salmista, en el capítulo ciento dieciocho, versículo veinticuatro dice: este es
el día que hizo el Señor; nos gozaremos y alegraremos en él.
No esperemos pedir perdón mañana, si hoy lo podemos hacer.
No esperemos amar mañana, si hoy podemos levantar las manos caídas.
No esperemos reconocer que hemos fallado, pues el orgullo hace más daño
que la vergüenza de haber errado.
El Salmo noventa, versículo doce dice: enséñanos a entender la brevedad de
la vida, para que crezcamos en sabiduría.
Tenemos que aprender a contar nuestros días y vivir como si cada día fuera el
último. Hoy es el único día, el último día que tenemos para mostrar bondad y
amor el uno al otro.
Hoy es el día que vamos a tolerar, padecer y soportar todo con alegría en
plena fe que Dios tiene el control.
Si el día malo viene, entonces tendremos una resistencia interna para vencer y
estar de pie.
Hoy es el día que vamos a ser valientes y no perder el valor.
Hoy es el día, que vamos a vivir para la gloria de Dios, persiguiendo con
pasión el propósito que ha diseñado para nosotros.
¿Qué sentido tiene vivir para cosas banales e ilusorias?
¿Qué sentido tiene vivir para acumular riquezas si todas se quedan cuando
nos vamos?
Señor, quiero vivir solo para ti, quiero amar, perdonar, restaurar y cumplir
cada sueño que hay en tu corazón

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