Cuando los españoles llegaron a América, trajeron consigo espejos y vidrios, objetos que dejaron fascinados a los nativos. Estos, al verse reflejados por primera vez, quedaron tan impresionados que ofrecían oro a cambio de tener uno de estos objetos en sus manos. Aunque los espejos y vidrios no tenían el valor del oro, su capacidad para reflejar imágenes y su transparencia eran cualidades nunca antes vistas por los nativos, lo que les otorgaba un valor inmenso. Esta historia nos invita a reflexionar sobre nuestras propias vidas. ¿Cómo se refleja tu vida ante los demás? ¿Qué imagen proyectas a quienes te rodean? ¿Hay transparencia en tus pensamientos y decisiones? Para los seguidores de Jesús, la Palabra de Dios actúa como ese espejo y ese vidrio. A través de las Escrituras, podemos ver claramente quiénes somos realmente y quiénes podemos llegar a ser. La Biblia no solo nos muestra nuestras imperfecciones, sino que también nos enseña lecciones valiosas y nos impulsa a cambiar lo que parece inmutable. Además, la verdadera transparencia en nuestra vida solo es posible a través de Jesús. Es Él quien puede perdonar nuestros pecados y transformar nuestras vidas por completo. Por lo tanto, acércate a Dios a través de Su Palabra para ser confrontado, animado y restaurado. Permite que Jesús lave tus pecados y transforme tu vida, para que puedas reflejar verdaderamente lo que Él ha hecho en ti.La Biblia dice en Mateo 5:8, “Dios bendice a los que tienen corazón puro, porque ellos verán a Dios” (NTV).

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