Las acciones tienen reacciones, que no solo se presentan en el cuerpo actual, sino que trascienden este cuerpo presentándose en cuerpos posteriores con el que cometió una determinada acción con consecuencias negativas, dado que el Ser - la verdadera identidad del individuo - no es el cuerpo material. Esto lo podemos comprender de una manera muy clara cuando vemos que un niño nace en condiciones poco afortunadas, enfermedades, etc., dado que este niño enfrenta esas circunstancias a pesar de que no ha tenido la opción de ejecutar acciones en su presente vida.
Entonces, la vida no es injusta, ni Dios es sádico, sino que el individuo es el único responsable por las diversas situaciones que experimenta en el mundo fenoménico. 
Tener este conocimiento no solo nos libera de estados de lamentación y victimización, sino, que nos brinda las herramientas adecuadas para afrontar la vida desde una perspectiva en la que todo tenga un substrato de armonía y profunda comprensión.

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