Desde que somos pequeños necesitamos ser protegidos, necesitamos que nuestros cuidadores atiendan nuestras necesidades… necesitamos que nos escuchen, que nos miren, que nos cuiden, que nos brinden un espacio seguro. Son las necesidades básicas de cualquier niño. Lastimosamente estas necesidades no siempre son atendidas... Y crecemos con estas bases de seguridad o con el deseo de que algún día puedan “cumplir” con estas expectativas.

Desde el fondo de nuestro corazón quisiéramos que mamá y papá puedan ofrecernos un espacio seguro, donde no haya juicios, donde pueda existir empatía… donde no nos sintamos rechazados, donde podamos sentirnos elegidos.

Abraza ese dolor, ese enojo, esa frustración… y entiende que has hecho lo mejor que has podido. Si mamá o papá no han podido darte lo que has necesitado, no es porque tú no valgas… sino porque no han sabido como hacerlo… porque sus herramientas probablemente hayan sido limitadas.

Espero que puedas aceptarlos como son, aceptar también tu historia, haciendo las paces con la idea de que probablemente no van a cambiar… y empezar a soltar todo aquello que no te permita crecer, para que de esta forma puedas dar los siguientes pasos que te ayudarán a seguir construyendo tu historia.. desde un lugar de la aceptación, la compasión y la responsabilidad.

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