Le llamaban Don Domingo, un Don ganado a pulso, en cada una de sus apariciones con el fueye que comandaba con maestría. Perfeccionó su modo de tocar, nada menos que con Pedro Maffia, un maestro en toda la extensión del bandoneón. Acompañó a figuras destacadas de nuestra música, como Juan Canaro, Caló, Francini, Pontier y el talentoso e inolvidable Osmar Maderna. Hasta se animó para asesorar y dirigir una orquesta de señoritas, donde su propia hermana Nélida, tocaba el bandoneón. Luego, transitó una exitosa carrera como director y compositor, conferencista en temas de la sociología del Tango y socio fundador de SADAIC. Fue director musical de varias películas y todo lo hacía bien, con profesionalismo y pasión. Realizó varias giras por Argentina, Latinoamérica y Japón. Con Homero Expósito produjeron varios temas de éxito rotundo, conjugaron la fina poesía con la música exacta, de compases bien puestos.

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