Uruguayo y cantor. Personalidad firme, humor a flor de piel; voz mágica y potente que todavía resuena en nuestros oídos cuando escuchamos con atención las primeras estrofas de La Cumparsita o nos deleitamos cuando antes que empiecen las letras originales, él se adelanta y recita con maestría una introducción impactante de su propia inspiración. Arrancó en Buenos Aires cantando con Francini –Pontier, siguió con Rotundo y terminó con su querido amigo y excelente director Leopoldo Federico, aunque también nos dejó para el deleite, grabaciones acompañado por las guitarras de Arbelo. Fue considerado el mejor cantante de la segunda mitad del siglo pasado. Su éxito en ventas de discos, llegó a superar a los Beatles, que por aquellos años arrasaban con su popularidad. Le decían de manera más que justificada, “El Varón del Tango”, la potencia de su garganta, figura y simpatía, quedarán imborrables en la memoria eterna de nuestra música.

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