Igual que muchas figuras del Tango, había nacido en el barrio porteño de Mataderos. Desde niño, se inclinó a estudiar y luego a tocar magistralmente el bandoneón. En compañía de un par de guitarristas, iniciaron decididamente a transitar cafés y boliches de la zona. A los veinte años ingresó a la orquesta de Francisco Lomuto y luego a la de D’Arienzo y de ahí pa’l real! A ganar adeptos, imponiendo un estilo personal de interpretar, formando su propio conjunto de profesionales, todos ellos, de gran formación musical. Comenzó a circular en varios cabarets y emisoras de radio famosas de aquel entonces, como fue el caso de Radio El Mundo, donde el público acudía a oír Tangos en vivo. Músico excepcional, fino compositor y director de orquesta, esta figura de nuestra música destacó entre los mejores de su época.

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