Al igual que el hecho de sobredimensionar e idealizar a las personas cuando no las conocemos, nos predispone a la decepción por las expectativas puestas en dicha persona, la normalización y la falta de reconocimiento y agradecimiento hacia aquellas personas que forman parte inherente en nuestra vida, deshumaniza e deteriora cualquier tipo de vínculo que hayamos construido tiempo atrás.

Entonces, ¿cuál es la solución?

A ver, entre idealizar y deshumanizar, existen muchas escalas de grises, sobre los cuales podemos avanzar y movernos, empezando básicamente por mostrar amor a esas personas, y simplemente compartiendo tiempo con ellas, humanizándolas, sin olvidar la importancia real que tienen para nosotros.

No hay que llegar a perder a alguien para valorar su esencia de vida, ni vivir arrepentidos y enojados con el pasado, por aquel error que cometimos o ese acontecimiento que nos separó de aquella persona que tanto queríamos.

La vida sigue, y nosotros seguimos formando parte de ella, y hasta que la vida diga lo contrario, lo único que depende de nosotros es lo que hacemos, con lo que tenemos, donde estamos, sin perder de vista el lugar al cual queremos llegar.

Simplificar lo que pedimos, amplificar lo que aportamos. Con esta frase de mi compañero Ion Barberena, damos paso a este capítulo de interés turístico internacional, deseándote una vida repleta de pasión, aprendizajes y grandes compañías.

Se despide un servidor, Josué Tarí, recordándote que también puedes escucharnos y vernos desde nuestro canal de Youtube: https://www.youtube.com/c/EXITO28MADRID

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