Hace tanto tiempo como cuando el evangelio de Juan iniciara con   “en el principio existía el Verbo, y el Verbo estaba junto a Dios, y el Verbo era Dios” ya los humanos reflexionamos sobre el valor de la palabra.
El mismo evangelio de Juan dice más tarde que “el verbo se hizo carne”.
Ambos conceptos reflejan el valor filosófico de las palabras antes que nada. La palabra, el verbo, antecede a todo. Las palabras que no conocemos son conceptos  que para nosotros no existen.
Las palabras refieren principios, hechos, acciones y abstracciones. El nivel de conocimiento de una persona o de una sociedad está asociado a la posibilidad humana de manejar el pensamiento abstracto y si algo refiere el momento de una sociedad es el lenguaje y su uso.
La actual campaña política nos desnuda.
Ayer el presidente  Abinader caravaneando por la línea hablaba de “golpe de pueblo” su adversario Leonel Fernández usó un término mucho más violento que es el concepto pela.
El concepto pela es el que usamos en las antillas como sinónimo de paliza y es en sí una exaltación de la violencia contra un niño, mujer o un simple equipo deportivo.
De golpe no diré nada porque es lo mismo quizás con menos dureza.
Estamos en el siglo 21 y la gente vota por golpes y pelas y eso nos dice donde estamos o donde nos tienen los políticos dominicanos que saben que no tienen que proponer nada, que no tienen que presentar programas y muchos menos defenderlos públicamente.
Cada vez se la ponemos más fácil a quienes aspiran a dirigirnos. La crisis de la educación y el reinado de la propaganda en las redes sociales  han eliminado el poco contenido que tenía la política dominicana que evolucionó del jacho prendío y el buey que más hala a la pela de calzón quitao.

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