"Jesús miró a la mujer y le dijo a Simón: -¿Ves a esta mujer? Vine a tu casa y no me diste agua para lavarme los pies, mientras que ella los ha mojado con sus lágrimas y los ha secado con su cabello.

" "Tú no me saludaste con un beso, pero desde que llegué, ella no ha cesado de besarme los pies." "No me diste aceite para arreglarme el cabello, pero ella ungió mis pies con perfume en aceite."

"Te digo que se puede ver que sus muchos pecados le han sido perdonados y por eso ahora me demostró mucho aprecio.

Pero el que siente muy poca necesidad de ser perdonado, sentirá poco aprecio cuando sea perdonado." Entonces Jesús le dijo a la mujer: -Tus pecados son perdonados.
(Lucas 7:44-48 PDT)

Algunos piensan que Dios no está pendiente a lo que tú das, pero Jesús reclama a Simón lo que no dio. Jesús le reclama esto, por lo que estaba pensando Simón en el corazón. Si él hubiese estado pensando bien de la mujer, si hubiese visto bien aquel acto, probablemente Jesús no le hubiera dicho nada. Jesús no le reclamó al momento en que Simón no hizo estas cosas, sino cuando comenzó a condenar a una que sí estaba haciendo algo

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