Me cuentan que Gayà se fue muy jodido a casa el martes después de la derrota contra el Oviedo y todo lo que sucedió en Mestalla. Le entiendo. Así nos fuimos todos los que queremos al club. Él además es el capitán. Lo ha sido en años terriblemente duros. Y ahora hay que añadirle que José mejor que nadie sabe que no está a su nivel. Probablemente todo unido le influya para ese gesto evitable a la grada tras ser pitado. Me sorprende que ayer no pidiera perdón en sus redes sociales o en los medios del club por su desplante a un sector de Mestalla. Cada día que pase sin que lo haga es un día perdido. Y este equipo no está para perder a Mestalla. Tengo para mí que Gayà no se arrepentiría si lo hiciera. Y que encontraría una respuesta mayoritariamente positiva. A todos, cuando nos hemos enfadado con alguien a quien queremos de verdad, nos ha pasado. Si ese alguien viene con la mano tendida a disculparse, lo aceptamos y pasamos página. Y Mestalla quiere de verdad a Gayà. La situación solo requiere un poco de humildad y un mucho de cariño.

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