En 2 Corintios capítulo 7, Pablo habla desde el corazón, compartiendo cómo la tristeza que llevó a los corintios al arrepentimiento produjo algo hermoso: una restauración en su relación con Dios. Pablo contrasta la tristeza según Dios, que trae arrepentimiento y vida, con la tristeza del mundo, que solo lleva a muerte. Además, expresa su alegría al saber que Tito le trajo buenas noticias sobre el cambio en el corazón de la iglesia en Corinto. Es un capítulo donde vemos cómo Dios puede usar el dolor para llevarnos a una verdadera transformación.

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