Salmo 34. En el sentido espiritual se puede aplicar todo a Jesucristo, acusado y calumniado de falsos delitos, perseguido por sus enemigos y vendido por sus mismos amigos. El mismo Señor se aplica las palabras, como se lee en San Juan 14, /5. Se debe también advertir en este lugar que, aunque leamos aquí diversas imprecaciones que hace David contra sus enemigos, no debemos tomar motivo de sus palabras para hacer lo mismo con los que nos aborrecen. Debemos tener presente que David vivía en tiempo bajo la servidumbre de una ley de temor que permitía cierta venganza; pero el Evangelio de Jesucristo nos ordena amar a nuestros enemigos y bendecir a los que nos persiguen.

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