San Miguel de Geneto contó en los años 30 y 40 con una joven Maestra a la que llamaban Zeneida, quien dejó una huella imborrable en los habitantes del lugar, especialmente en los alumnos que a cambio de una pequeña cantidad de dinero, casi simbólica, recibieron los conocimientos que les permitió en algunos casos convertirse en profesionales de bien o fructíferos empresarios.
Zeneida murió prematuramente, cuando aún era una joven muchacha. Los alumnos que la respetaron y admiraron desearon homenajearla como ella se merecía, y como casi siempre, alguien colaboró para estropear el merecido homenaje que hoy traemos al recuerdo, con la intención de reconocerle sus desvelos por los niños y jóvenes de San Miguel de Geneto.

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