Myanmar se ha convertido en el epicentro de una compleja disputa geopolítica donde confluyen intereses globales y regionales en el estratégico corazón del Sudeste Asiático. Lejos de ser un conflicto meramente interno, la crisis desatada por el golpe de Estado de 2021 ha transformado al país en un microcosmos de las nuevas rivalidades globales. Este análisis geopolítico examina cómo la lucha por el poder en Naypyidaw se ve determinada y exacerbada por el "juego de tronos" que libran las principales potencias: China, con sus ambiciones estratégicas y económicas en el Corredor China-Myanmar; Rusia, como principal proveedor de armas y apoyo diplomático a la junta; y un Occidente dividido entre la imposición de sanciones y su limitada influencia real. La posición de Myanmar, puente entre el Sur y el Sureste de Asia y con acceso al crucial Océano Índico, lo convierte en un premio estratégico cuyo control redefine los equilibrios de poder en la región, haciendo de su crisis un asunto de seguridad internacional de primer orden.

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