Escuchar "That’s all folks!. La Veranda de Rafa Rius 26/09/25"
Síntesis del Episodio
That’s all folks!
¡Esto es todo amigos!, eso decía el conejo Bugs Bunny al acabar su show y eso es lo que podríamos decir ahora si esperamos alguna acción contundente frente al genocidio palestino de esa ficción llamada Unión Europea -que sigue siendo únicamente un club económico como tras su fundación en el tratado de Roma- o del resto de países que podrían hacer algo. Mientras Netanyahu continúa implacable su masacre, y el resto de Gobiernos, no sólo miran hacia otro lado, sino que muchos se declaran, como Alemania, expresamente sionistas y al parecer, no les preocupa ni poco ni mucho la matanza indiscriminada de tantos miles de palestinos. Frente a esa caterva de políticos canallas –elegidos por su pueblo, no lo olvidemos- de forma supuestamente democrática, la eterna pregunta: ¿Qué hacer?
Más allá de actos simbólicos como La Flotilla de la Libertad, la 'Global Sumud Flotilla', en la que
Las más de 50 embarcaciones que conforman esta flota por la paz que continúa su travesía hacia la Franja de Gaza con el objetivo de entregar ayuda humanitaria, desde que navegaron cerca de las costas del norte de África han denunciado ataques con drones o pequeñas aeronaves que han arrojado dispositivos explosivos, incendiarios y sustancias químicas. En estos momentos, el grueso de esta 'Armada por la paz' se encuentra al sur de la isla de Creta y ya han recorrido unas dos terceras partes del recorrido total hasta la Franja de Gaza. Son optimistas en cuanto a conseguir llegar a su destino previsto, sin embargo, se teme que aumente la cantidad e intensidad de los ataques que denuncian estar sufriendo desde que se aproximaron a la costa norteafricana; mientras, la UE sigue sin protegerlos de los ataques.
Más allá de una expedición tan loable como condenada al fracaso práctico y más allá de las multitudinarias manifestaciones y actos de protesta a todo lo largo y ancho del planeta, tal parece que no hay nada a hacer. La lógica de la realpolytic del lobby sionista y el Consejo de Seguridad de la ONU se imponen.
Quizás, queda tan solo, mantener posicionamientos tan hipócritas como inútiles como los del Gobierno español en una teórica postura internacional que, por un lado, reconoce a Palestina mientras por otro, continúa manteniendo relaciones diplomáticas, permitiendo el comercio con Israel y el trapicheo en el comercio de armas para lo que siguen utilizando los puertos españoles y la base estadounidense de Rota en Cádiz; posturas y postureos que no conducen a nada ni evitan la aniquilación del pueblo palestino.
En el actual contexto, a los palestinos sólo se les ofrecen tres opciones: sembrar de tiendas de campaña los yermos territorios de la península del Sinaí -en unos nuevos Sabra y Chatila sin fecha de caducidad- siempre que el Gobierno de Al Sisi en Egipto lo permita, o formar parte del aparthaeid de palestinos como ciudadanos de tercera en el interior del Estado de Israel y por último, pueden quedarse donde están -tanto en Gaza como en Cisjordania- e ir muriendo poco a poco en una carnicería interminable.
Recientemente escuchaba una entrevista a Iñaki Gabilondo -periodista longevo y buen conocedor de los avatares planetarios- en la cual expresaba su desánimo; venía a decir en ella que, aunque él no era de natural pesimista, el actual contexto no le dejaba otra opción.
Si intentamos ser ecuánimes y observamos el mundo con un mínimo de imparcialidad, no hay razones lógicas para la esperanza.
Eso es todo amigos.
¡Esto es todo amigos!, eso decía el conejo Bugs Bunny al acabar su show y eso es lo que podríamos decir ahora si esperamos alguna acción contundente frente al genocidio palestino de esa ficción llamada Unión Europea -que sigue siendo únicamente un club económico como tras su fundación en el tratado de Roma- o del resto de países que podrían hacer algo. Mientras Netanyahu continúa implacable su masacre, y el resto de Gobiernos, no sólo miran hacia otro lado, sino que muchos se declaran, como Alemania, expresamente sionistas y al parecer, no les preocupa ni poco ni mucho la matanza indiscriminada de tantos miles de palestinos. Frente a esa caterva de políticos canallas –elegidos por su pueblo, no lo olvidemos- de forma supuestamente democrática, la eterna pregunta: ¿Qué hacer?
Más allá de actos simbólicos como La Flotilla de la Libertad, la 'Global Sumud Flotilla', en la que
Las más de 50 embarcaciones que conforman esta flota por la paz que continúa su travesía hacia la Franja de Gaza con el objetivo de entregar ayuda humanitaria, desde que navegaron cerca de las costas del norte de África han denunciado ataques con drones o pequeñas aeronaves que han arrojado dispositivos explosivos, incendiarios y sustancias químicas. En estos momentos, el grueso de esta 'Armada por la paz' se encuentra al sur de la isla de Creta y ya han recorrido unas dos terceras partes del recorrido total hasta la Franja de Gaza. Son optimistas en cuanto a conseguir llegar a su destino previsto, sin embargo, se teme que aumente la cantidad e intensidad de los ataques que denuncian estar sufriendo desde que se aproximaron a la costa norteafricana; mientras, la UE sigue sin protegerlos de los ataques.
Más allá de una expedición tan loable como condenada al fracaso práctico y más allá de las multitudinarias manifestaciones y actos de protesta a todo lo largo y ancho del planeta, tal parece que no hay nada a hacer. La lógica de la realpolytic del lobby sionista y el Consejo de Seguridad de la ONU se imponen.
Quizás, queda tan solo, mantener posicionamientos tan hipócritas como inútiles como los del Gobierno español en una teórica postura internacional que, por un lado, reconoce a Palestina mientras por otro, continúa manteniendo relaciones diplomáticas, permitiendo el comercio con Israel y el trapicheo en el comercio de armas para lo que siguen utilizando los puertos españoles y la base estadounidense de Rota en Cádiz; posturas y postureos que no conducen a nada ni evitan la aniquilación del pueblo palestino.
En el actual contexto, a los palestinos sólo se les ofrecen tres opciones: sembrar de tiendas de campaña los yermos territorios de la península del Sinaí -en unos nuevos Sabra y Chatila sin fecha de caducidad- siempre que el Gobierno de Al Sisi en Egipto lo permita, o formar parte del aparthaeid de palestinos como ciudadanos de tercera en el interior del Estado de Israel y por último, pueden quedarse donde están -tanto en Gaza como en Cisjordania- e ir muriendo poco a poco en una carnicería interminable.
Recientemente escuchaba una entrevista a Iñaki Gabilondo -periodista longevo y buen conocedor de los avatares planetarios- en la cual expresaba su desánimo; venía a decir en ella que, aunque él no era de natural pesimista, el actual contexto no le dejaba otra opción.
Si intentamos ser ecuánimes y observamos el mundo con un mínimo de imparcialidad, no hay razones lógicas para la esperanza.
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