¿CANARIAS, UN PARAÍSO?La respuesta es sí, pero parece serlo para todos, excepto para los propios canarios. Para los turistas y empresarios que operan aquí mientras tributan fuera, somos poco más que un gigantesco parque temático, donde la población local cubre los empleos peor remunerados.Además, el trato institucional perpetúa una sensación de coloniaje, priorizando los intereses del capital sobre los derechos de los ciudadanos. Esto se manifiesta en aspectos clave como:Desplazamientos aéreos: Los residentes canarios no cuentan con un trato equitativo respecto a quienes residen fuera, siendo el transporte aéreo nuestra única conexión con la metrópoli.Acceso a bienes y servicios: Persisten desigualdades en la compra de productos y servicios en comparación con el resto del país, lo que encarece la vida en el archipiélago.Redistribución fiscal: Los casi 20 millones de visitantes anuales generan ingresos significativos, pero la presión fiscal sigue recayendo desproporcionadamente sobre los residentes locales.Es hora de que la clase política se comprometa con un cambio estructural que garantice equidad y justicia para los canarios, priorizando sus necesidades frente a los intereses externos que capitalizan el paraíso sin devolver lo justo a sus habitantes.

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